Dori Lustron-
Ley favorable a las mujeres, obliterada en Malí
Ruben Kaplan
La República de Malí o Mali, el país del oeste de África sin litoral, el séptimo más extenso del continente, con una población según un censo de la ONU del 2008 de 12.700.000 personas de mayoría islamita y considerado uno de los más pobres del mundo, está conmocionada por la sanción de una ley, ahora suspendida, que reivindica los derechos de la mujer, negados en muchos de los países musulmanes teocráticos.
La referida ley, que había sido aprobada por los parlamentarios a principios de agosto, contiene elementos inconcebibles para la atávica concepción mahometana, que considera a las mujeres seres inferiores.
Uno de los considerandos del proyectado nuevo derecho de familia, que causó enorme revuelo, estipula que las mujeres ya no están obligadas a obedecer a sus maridos. Otro factor de irritación fue que se admiten y refuerzan los derechos de herencia para las mujeres y los niños nacidos fuera del matrimonio. La edad mínima para contraer matrimonio las niñas se eleva a 18 años, aunque es posible solicitar pedir permiso a los padres para que las niñas se casen algo más jóvenes, no al extremo de lo que ocurrió recientemente en Gaza, donde en un casamiento masivo y simultáneo, más de 400 adultos palestinos se casaron con niñas de ocho y nueve años, hecho que constituye una manifiesta pedofilia oficializada.
Un artículo de la nueva ley de familia, el 312, que dice que una vez casados, los maridos y esposas deben recíprocamente actuar con lealtad y brindarse protección, ayuda y asistencia, comportamiento para Occidente absolutamente tácito y natural, generó airadas reacciones de protesta por parte de miles de personas en la capital de Malí, Bamako y otras ciudades del país, que consideran que la nueva ley que da a las mujeres derechos de igualdad en el matrimonio es un ataque a la religión y a las tradiciones.
La magnitud de las reacciones adversas y la indignación en Malí, país mayoritariamente musulmán, y la posibilidad de sufrir un duro revés en las próximas elecciones, motivaron que su presidente, Amadou Toumani Touré, popularmente conocido por sus iniciales ATT, en lugar de rubricar la controvertida ley, de la que fue uno de los más fervientes impulsores, invocando razones de unidad nacional, la devolviera al Parlamento para que la reconsidere.
Le eventual sanción o derogación de la conflictiva ley, reconoce detractores y defensores. Entre los primeros figura Mahmud Dicko, presidente del Alto Consejo Islámico de Malí, quien expresó sin ruborizarse "No estamos tratando de hacer que las mujeres sean esclavas. No, en absoluto". "Es sólo la forma en que nuestra sociedad está organizada. El jefe de la familia es el hombre, y todos en la familia tienen que obedecer. "Es para crear la armonía".
Los partidarios de la ley afirman que la sociedad de Malí ha evolucionado y que la nueva ley implica llevar al país a la edad moderna
Boya Dembele, un asesor del ministro de Justicia de Malí, asevera que algunas de las cosas que las organizaciones de musulmanes quieren, como la fabricación de los matrimonios religiosos oficiales son contrarios a la Constitución de Malí.
"En los estados musulmanes es el Corán, que se aplica. Malí es un país de mayoría musulmana, pero es una República. Es democrática y laica", dice. "Así que no podemos dejar de ser laica, porque si lo hiciéramos tendríamos que atacar las bases mismas del Estado."
La confrontación de la sociedad en Malí, también involucra a las mujeres.
Hadja Sapiato Dembele de la Unión Nacional de Asociaciones de Mujeres Musulmanas dijo que la ley va en contra de los principios islámicos.
"Tenemos que atenernos al Corán," la Sra. Dembele dijo en declaraciones a la BBC: "Un hombre debe proteger a su esposa, una esposa debe obedecer a su marido". "Es una pequeña minoría de mujeres de aquí que quiere que esta nueva ley, las intelectuales. Los pobres y analfabetos, las mujeres de este país, los verdaderos musulmanes, están en contra de ella".
En yuxtaposición Kane Nana Sanou, activista de los derechos de la mujer que viene pugnando por más de diez años en el comité a favor de la nueva ley de familia, dice que las mujeres en Malí deben estar llenas de alegría por el nuevo código y se opone a la idea de que la mayoría de las mujeres están en contra. "¿Cómo puede la gente decir que la mayoría de las mujeres en este país están en contra del código? ¿Han hecho una encuesta para averiguar eso? No. "Creo que esta nueva ley es buena para Malí. Hace que todos los ciudadanos seamos iguales ante la ley". "Como yo, estas mujeres han crecido en familias tradicionales. Siempre les han dicho que es lo que hay que hacer para obedecer a sus maridos.
Casi con seguridad, la revolucionaria ley de igualdad para las mujeres será anulada o en el mejor de los casos morigerada. Lo auspicioso es que en la paupérrima República de Malí, donde también se practica la cruel ablación genital femenina, se ha alzado la voz esperanzada de las sometidas mujeres musulmanas que claman por no ser consideradas seres inferiores como dictamina la Sharia, y ser reconocidas simplemente como personas con igualdad de derechos con los hombres, como determinan las sociedades civilizadas.
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