Walid Jumblatt: La defección de un pragmático
Ruben Kaplan
El líder libanés druso Walid Jumblatt, nacido el 7 de agosto de 1949 en el pueblo de Mokhtara, provincia de Shouf, en un alarde de pragmatismo, rayano en la traición a sus ideales y aliados, sorprendió a la clase política de su país y a Occidente, al anunciar su inminente viaje a Siria y el alejamiento del Partido Socialista Druso que preside, "Marzo 14", de la coalición antisiria encabezada por el Primer Ministro electo Saad Hariri respaldada por EEUU y Arabia Saudita.
Walid, hijo del célebre Kamal Jumblatt, asesinado en 1977 por los sirios, dijo en una conferencia de prensa el domingo último, que "nuestra alianza con las fuerzas que integran Marzo 14 fue impulsada por la necesidad y no debe continuar". Jumblatt prometió repensar una nueva agrupación que propicie un camino para eludir los prejuicios contra los sirios y evite la inclinación de la política de su país hacia la derecha y sea a la vez útil para afianzar los lazos con el Hezbollah y Siria, lo que constituye una tácita alianza contra Israel.
En julio de 2006, en un reportaje cedido a la enviada del diario Clarín a Líbano, María Laura Avignolo, Walid Jumblatt, quien en ese entonces temía ser asesinado, afirmó en relación a la Guerra del Líbano : "Hemos provocado a Israel". Probablemente ellos tenían un plan. Pero ¿para qué los provocamos?
En la misma entrevista, consultado el líder druso acerca de cómo sería Líbano después de la crisis provocada por el secuestro de los soldados israelíes Ehud Goldwasser y Eldad Regev, éste respondió:
"¿Cómo puedo contestar cómo va a ser Líbano después? Yo sé que la operación se inició porque los iraníes querían diversificar la atención sobre la cuestión nuclear durante el G-8. Los sirios pretendían crear caos en Líbano para impedir la creación del Tribunal Internacional sobre el asesinato de Rafic Hariri. El "timming" de la operación fue inteligentemente planeado para que, en vez de hablar de estas dos importantes cuestiones, ahora hablemos de la guerra en Líbano".
Con la inesperada deserción de Walid Jumblatt, el escenario de Líbano, se modifica abruptamente. Se ve afectada la integración de partidos políticos como los cristianos, musulmanes sunnitas y el Movimiento Futuro de Saad Hariri, las Fuerzas Libanesas, el Partido Falange Libanés y otros, quienes mancomunados tras el asesinato del ex Primer Ministro Rafik Hariri en febrero de 2005, expulsaron a las fuerzas sirias de ocupación en el Líbano, en la que fuera denominada, la "Revolución de los Cedros".
La supresión física de los adversarios antisirios es una práctica habitual de Damasco. Entre los asesinados se encuentran el periodista Samir Kasir (02-01-2005), el ex comunista George Ají (21-06-05), el magnate y parlamentario Gebran Tueni (21-12-05), el ministro de Industria Pierre Gemayel, hijo de Amin Gemayel (21-11-06), el legislador Antoine Ghannem (02-09-07), el brigadier general Francois al-Hajj (12-12-07), y más recientemente Wisam Eid (25-01-08), capitán de la unidad de inteligencia de la policía libanesa. Cabe destacar que Antoine Ghannem era parlamentario del Partido Takadumi Eshtiraki de Walid Jumblatt, y que incluso hubo un intento fallido en contra de un miembro druso de su partido, el ministro Marwan Hamadeh.
En otra época el ahora mutante Jumblatt, llamaba al extinto presidente sirio Hafez Assad "criminal cultural" y al gobierno del presidente actual, su hijo Bashar, lo definió como "la cabeza de la mafia, no un régimen".
En mayo de este año, en virtud de duros comentarios del líder druso contra el grupo terrorista chiíta de Hassan Nasrallah se produjeron feroces enfrentamientos entre los seguidores de Jumblatt y el Hezbollah, en las montañas libanesas de Shouf. Desde entonces, Walid Jumblatt ha morigerado su retórica.
Probablemente para no continuar con la saga trágica, que en 1931 inauguró su abuelo Fouad Jumblatt, asesinado tras una emboscada en agosto de 1931 en Wedi Ain Bel, y siguió su padre Kamal Jumblatt , ultimado a la edad de 59 años, también en una celada cerca de la localidad de Baaqlin, Shouf, Walid Jumblatt, heredero de una honrosa prosapia, ha claudicado con los otrora enemigos sirios, verdugos de su progenitor.
Su inextricable motivación, y la memoria de su padre, ameritan recordar una frase de Tácito: "Mejor una muerte honrosa, que una vida vil".
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