Carta a los refugiados
Hay una diferencia abismal entre la identificación con el sufrimiento del refugiado y la identificación con la campaña de la Nakba, fundada en su totalidad en la liquidación del Estado de Israel.
Ben Dror Yemini
Maariv
17/5/2011
En todo lo relacionado con las relaciones públicas les va bien. Durante dos décadas, bajo el dominio de Egipto y Jordania el mundo no sabía nada de la "Nakba". En Jordania estaba prohibido conmemorarla. En Egipto se olvidaron de ella. En la última década el cuadro cambió. La "Nakba" se convirtió en punta de lanza de la campaña de demonización del Estado de Israel.
Y es entonces que nos preguntan a nosotros los israelíes: ¿Cómo es que ustedes no logran expresar empatía hacia el pueblo palestino cuando conmemora su desgracia? Pregunta excelente. Si los acontecimientos de la "Nakba" hubiesen sido la conmemoración de una tragedia, habría habido lugar para la empatía. Pero sucede que esa no es la historia, porque para todos los participantes de los recientes sucesos, desde las fronteras de Líbano y Siria hasta los manifestantes dentro de Yafo hay una meta común: la destrucción del Estado de Israel.
La desgracia de los árabes del Mandato Británico de Palestina ocurrió porque ese complot fracasó. Fauzi Kauji, el mufti Hadj Amin el-Husseini y Azam Pashá, secretario general de la Liga Árabe – tres entre muchos – estaban unidos y de acuerdo en una cosa: la exterminación del apenas creado Estado de Israel. Los dos primeros, Kauji y el mufti, se identificaron totalmente con la ideología nazi. Ambos estuvieron de visita en Berlin y ambos fueron adherentes de Hitler. La Alemania nazi fue derrotada, pero ellos continuaron desarrollando la idea del exterminio de los judíos.
Víctimas de un liderazgo demente
Y ahora nos piden a nosotros que los acompañemos en su sentimiento. Pobrecitos, el sueño del exterminio no se realizó, y a nosotros nos piden que derramemos una lágrima. Para conmemorar la destrucción de Alemania nazi y la desgracia de los millones de personas desplazadas, llevadas por la fuerza a su territorio, no se llevó a cabo ningún festival de lamentaciones. Las celebraciones del mundo libre y democrático fueron para señalar la victoria sobre la Alemania nazi. No hubo ningún festival para señalar la "Nakba" que infligieron las fuerzas aliadas a Alemania.
No todos los árabes del Mandato Británico de Palestina se identificaron con Kauji y el mufti. Pero los árabes del Mandato Británico de Palestina tuvieron vivencias de destrucción y destierro similares a las de millones de alemanes. Ambos son víctimas de liderazgos dementes que adoptaron ideologías racistas y nazis. Tanto los unos como los otros pensaron que los judíos no tenían derecho a vivir, no como individuos ni como pueblo. Los unos y los otros pagaron un precio terrible.
Pero hay una diferencia enorme. En Europa solamente algunos locos en las márgenes de la sociedad, los neonazis, señalan la derrota nazi como un día de duelo. No así en el mundo árabe. La derrota, llamada "Nakba", se ha convirtido en una fuerza unificadora y motivadora. No para extraer conclusiones. No para decir "nos equivocamos". No para expresar pesar por el exterminio. No para abrir una página nueva de reconciliación y paz. No. La "Nakba" es el denominador común de aquellos que desean continuar exactamente en el punto en que fracasaron Kauji y el mufti. A veces lo llaman el "derecho al retorno", porque siempre encontrarán idiotas útiles del campamento de los que hablan de derechos. Pero parece que lo que ocurrió anteayer delata claramente a la mano organizadora: los partidarios de Assad, Jaled Maashal, Ahmadinejad y Nasrala, unidos para dar cumplimiento a su viejo sueño.
No vuelvan al intento de convertirse en refugiados
El Estado de Israel está totalmente compuesto de refugiados. Todo israelí debe sentirse identificado con aquellos que se han convertidos en refugiados, también si son refugiados por culpa de sus propios líderes. Pero hay una diferencia abismal entre la identificación con el sufrimiento de los refugiados y una campaña basada totalmente en la destrucción del Estado de Israel. En toda la campaña que gira en torno al "becerro de la Nakba" no hubo una sola expresión que contuviera una gota de arrepentimiento por su obstinación, ni un solo milímetro de autocrítica, ni condena alguna de los líderes que incitaron al exterminio de los judíos. Nada. Simplemente nada. Y tienen la insolencia de exigir a los israelíes identificarse con su sufrimiento.
A pesar del delirio que tuvimos ocasión de presenciar anteayer en las manifestaciones de Yafo y en las fronteras con el Líbano y Siria, hay que aclararles a los palestinos que si lo que desean verdaderamente es la paz, encontrarán en Israel muchas contrapartes. Si lo que desean es el establecimiento de un país junto a Israel, y no en lugar de Israel – habrá de qué hablar. Pero si lo que anhelan es la ilusión del "derecho al retorno", encontrarán entre nosotros solamente un puñado de delirantes que los apoyen. La mayoría absoluta de los israelíes, de izquierda y de derecha, se erguirán como una muralla fortificada para rechazar esta loca campaña. Una vez lo habeis intentado y os habeis convertido en refugiados. Por ustedes mismos y por nosotros, no lo intenteis nuevamente.
Traducción del hebreo para porisrael: Santiago Belmonte
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