Israel como potencia hegemónica en Medio Oriente
Por Spengler
Asia Times Online
24 de mayo de 2011
Spengler es canalizado por David P Goldman.
Al igual que el punto de fuga en la perspectiva de una pintura, las proyecciones a largo plazo nos ayudan a ordenar nuestras percepciones de lo que vemos frente a nosotros hoy en día. Aquí hay una nueva para pensar, de la recién publicada actualización de las proyecciones de población de las Naciones Unidas: Con una fertilidad constante, Israel tendrá mayor número de jóvenes, a finales de este siglo, que Turquía o Irán, y más que Alemania, Italia o España.
[Población de 15 a 24 años, Israel en relación a los países seleccionados]
[Fuente: División de Población de las Naciones]
Con una tasa total de fertilidad de tres hijos por mujer, la población total de Israel se elevará a 24 millones a finales del presente siglo. La fertilidad de Irán es de alrededor de 1,7 y cayendo, mientras que la fertilidad de los turcos étnicos es sólo de 1,5 (la minoría kurda tiene una tasa de fertilidad de alrededor de 4.5).
No es que el tamaño de los ejércitos terrestres importe mucho en una época de guerra de alta tecnología, pero si las tendencias actuales continúan, Israel será capaz de alinear el ejército terrestre más grande de Medio Oriente. Ese dato sorprendente, sin embargo, debería alertar a los analistas en relación a un problema de mayor relevancia: entre las potencias militares en Medio Oriente, Israel será la única con una estructura de población viable a mediados de este siglo.
Es por eso que es del interés de Estados Unidos mantener a Israel como un aliado. Israel no sólo es el más fuerte poder en la región, en una o dos generaciones será el único poder en la región, el último hombre de pie entre vecinos arruinados. La bomba de tiempo demográfica en la región no son los árabes palestinos en la Margen Occidental, como el partido de la paz israelí erróneamente cree, sino más bien el propio Israel.
La forma correcta de leer esta proyección es al revés: los israelíes aman a los niños y tienen un montón de ellos porque son felices, optimistas y prósperos. La mayoría del aumento de la población de Israel proviene de los llamados israelíes "seculares", que tienen 2,6 hijos en promedio, más que ningún otro pueblo en el mundo industrial. Los ultra-ortodoxos tienen siete u ocho, con lo que la fertilidad total es de tres hijos.
Europeos, turcos e iraníes, en contraste, tienen muy pocos niños porque están malhumorados, alienados y pesimistas. No es tanto la proyección del futuro demográfico, efectuada por las computadoras de las Naciones Unidas, lo que cuenta, sino la visión del futuro implícita en la mente de los futuros padres de hoy.
La gente a la que puede molestarle tener hijos, presumiblemente tiene una visión muy oscura del futuro. Páginas y páginas se han escrito, por cierto, acerca de la demografía en picada de Europa. Menos se ha dicho sobre el pesimismo persa y la anomia de Anatolia.
Paradójicamente, esto hace que la posición actual de Israel sea peligrosa, porque sus enemigos entienden que tienen una muy pequeña ventana con la que rodear a la superpotencia judía. El colapso de Egipto y posiblemente el de Siria, acortan esta ventana. Es probable que, nada menos que el apoyo estadounidense a una declaración unilateral de un estado palestino con la línea de armisticio de 1949, seguido de sanciones económicas contra Israel, haga una diferencia; sin embargo, esto parece improbable.
Israel ya es una superpotencia de alta tecnología. Israel lidera el Grupo de 7 naciones industrializadas en solicitudes de patentes. Como escribió el profesor Reuven Brenner, de la Universidad McGill, en el número de enero de 2010 de First Things:
Hoy en día, la industria de capital de riesgo de Israel sigue recaudando más fondos que cualquier otro lugar, excepto Estados Unidos. Sólo en 2006, 402 empresas israelíes de alta tecnología recaudaron más de $1.620.000.000 – el mayor monto en los últimos cinco años. Ese mismo año, Israel tenía 80 fondos activos de capital de riesgo y más de $10.000 millones de dólares bajo gestión, invertidos en más de 1.000 nuevos emprendimientos israelíes.
Mantener los impresionantes avances de la última década será un desafío, porque el sector de alta tecnología de Israel recibió un impulso único de la emigración rusa. Como observa Brenner:
De los millones de rusos que se mudaron a Israel durante los años 1980 y 1990, más del 55 por ciento tenía educación post-secundaria, y más de la mitad ocupaba posiciones académicas y gerenciales en su anterior país... Esto hizo de Israel el líder mundial en la fuerza de trabajo de científicos e ingenieros, seguido por Estados Unidos, con 80 científicos e ingenieros por cada 10.000 miembros de su fuerza laboral, y Alemania, con 55.
La destreza de Israel en las artes se equipara con sus logros en tecnología y negocios. Israel se ha convertido en algo así como una superpotencia en esa forma de arte más característicamente occidental, la música clásica. En un informe para el webzine Tablet del 21 de julio de 2010, sobre la música israelí, escribí, "Los israelíes llevan a la música clásica - la forma de arte que más claramente crea un sentido de futuro - como ningún otro pueblo en la tierra, hasta el punto que esa música se ha convertido en parte del carácter de Israel, una encarnación del genio nacional para equilibrar esperanza y temor. "
Israel tiene una de las mayores audiencias locales para recitales de música de cámara de cualquier país del mundo, y sus principales músicos ocupan primeros lugares en todo el mundo - por ejemplo, Guy Braunstein, concertino (primer violín) de la Filarmónica de Berlín.
Esto, creo, explica la implacable hostilidad de los vecinos de Israel, así como la de los europeos. Es la insaciable envidia de los moribundos hacia los vivos. Habiendo fracasado en el cristianismo, y luego fracasado en el nacionalismo neo-pagano, Europa se ha resignado a un tranquilo pasaje hacia el olvido.
El éxito de Israel es un horrible recordatorio del fracaso europeo, su engreído nacionalismo se crispa contra la determinación de Europa de olvidar su propio feo abrazo del nacionalismo, y su implícita razón de ser religiosa, provoca una rabia post-cristiana. Sobre todo, ofende a Europa el que Israel rebose de vida. Algunas de las grandes naciones de Europa podrían no sobrevivir el presente siglo. Con fertilidad constante, Israel tendrá más ciudadanos que cualquiera de los países de Europa Oriental, donde grandes cantidades de judíos residían antes del Holocausto.
[Población total, Israel frente a determinados países de Europa Oriental (hipótesis de fertilidad constante)]
[Fuente: División de Población de las Naciones Unidas]
En la hipótesis de fertilidad constante, Israel terminará el siglo con una edad promedio de 32 años, mientras que Polonia tendrá una edad promedio de 57 años. Eso es un resultado intrínsecamente imposible, porque en ese caso la mayoría de la población de Polonia estaría constituida por personas mayores dependientes. Para mantenerlos, el resto de la gente joven tendría que emigrar y trabajar en el extranjero (tal vez en Israel).
El mundo musulmán, por su parte, se está volviendo gris a un ritmo sin precedentes. La edad promedio de Turquía e Irán superará la marca de 40 años a mediados de siglo, en el supuesto de fertilidad constante, mientras que Israel se estabilizará a mediados de los años 30. Europa se convertirá en un geriátrico empobrecido.
[Edad promedio en años (suponiendo una fertilidad constante)]
[Fuente: División de Población de las Naciones Unidas]
Las implicancias de estas tendencias no se les han escapado a los líderes de los países afectados. "Si continúa la tendencia actual, 2038 marcará el desastre para nosotros", advirtió el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan en mayo de 2010 (ver El corazón de la Turquedad, Asia Times Online, 23 de marzo de 2011).
No sé si Erdogan eligió el año 2038 por la proyección estadística, o si consultó a la contraparte musulmana de Harold Camping, pero sirve tan bien como cualquiera. El presidente iraní, Mahmud Ahmadinejad, por su parte, ha advertido repetidamente sobre la "extinción nacional" si persiste la baja tasa de natalidad del país.
Lo que ocurre en Egipto y Siria en este escenario, es de poca importancia. Ninguno de estos países saldrá de la crisis actual en cualquier condición que luchen, si es que salen de ella en absoluto. La estructura social de Egipto - con dos quintas partes del país encerrado en la extrema pobreza rural, y otra cuarta parte muriendo de hambre con flacos subsidios en El Cairo y Alejandría - simplemente no es viable.
Se necesitaba sólo una ligera patada para destruirlo, y eso provino de la duplicación de los precios de los alimentos. La rebelión que depuso a Hosni Mubarak hizo las cosas mucho peores; el colapso del turismo y otras fuentes de divisas, el salto en los precios de importación y la fuga de capitales, han dejado a Egipto sin los fondos para cubrir la mitad de su factura de importaciones anuales. El país estará quebrado a fines de año, a pesar del paquete de ayuda del presidente Barack Obama de EE.UU. (El hambre por entrar en Egipto, Asia Times Online, 10 de mayo de 2011).
Los economistas del desarrollo han sabido, durante años, que un desastre estaba en proceso. Un informe del Banco Mundial de 2009 sobre la seguridad alimentaria árabe advirtió, "los países árabes son muy vulnerables a las fluctuaciones en los mercados internacionales de commodities, ya que dependen fuertemente de la importación de alimentos. Los países árabes son los mayores importadores de cereales del mundo. La mayoría importa, al menos, el 50 por ciento de las calorías de los alimentos que consumen". El problema es que los regímenes árabes empeoraron las cosas en lugar de mejorarlas.
Los gobernantes de Egipto de los últimos 60 años transformaron intencionalmente, lo que antes era el granero del Mediterráneo, en una trampa de inanición. Lo hicieron a través de la tragedia, no supervisaron. Mantener una gran parte de su población analfabeta en granjas de subsistencia, es el método más seguro de control social.
Los rendimientos de los cultivos en Egipto son una quinta parte de los mejores niveles de EE.UU., y como plan, ningún gobierno egipcio quería añadir más campesinos desplazados a los 17 millones de personas apiñadas en El Cairo. El presidente sirio Basher Al-Assad dio algunos pasos tentativos en esta dirección, y obtuvo unos 100.000 campesinos sin tierra que viven en ciudades de carpas alrededor de Damasco (La alimentación y el fracaso de Siria, Asia Times Online, 29 de marzo de 2011).
Gamal Abdel Nasser, Anwar Sadat y Mubarak no inventaron el sistema. La Rusia pos revolucionaria encarceló a sus campesinos en granjas colectivas; como el historiador mexicano Enrique Krauze lo mostró (en su libro de 1992, Textos Heréticos), el México post-revolucionario emuló el modelo estalinista de control social e impuso su propio sistema de granjas colectivas durante la década de 1930.
México, finalmente, arrojó a un quinto de su población a su vecino del norte, principalmente a la población rural del empobrecido sur. El resto de los mexicanos pobres proveyeron una fuente inagotable de soldados de infantería a los carteles de la droga con las que el gobierno mexicano está luchando una guerra civil de baja intensidad.
Egipto, el país árabe más poblado, pospuso estos problemas durante tres generaciones. Es gobernable sólo por un gobierno militar, de facto o de jure, porque el ejército es la única institución que puede acoger directamente a los campesinos de una granja y asimilarlos en una estructura social disciplinada.
No hay sociedad civil por debajo de los militares. El colapso de la dictadura militar de Mubarak se produjo cuando la inflación de precios de los alimentos reveló su incapacidad para satisfacer las necesidades básicas de la población. Pero el colapso del régimen militar y la huída de la oligarquía ligada al ejército que ordeñó la economía egipcia durante 60 años, es un desastre a corto plazo.
En lugar de la corrupción ordenada sobre la que Mubarak presidió, hay una carrera, por parte de semi organizados grupos políticos, para obtener el control de la oferta de los reducidos bienes básicos del país. La violencia cívica es probable que cobre más vidas que el hambre.
Los refugiados de Libia y Túnez han inundado los campos de refugiados en la cercana isla italiana, y cientos se han ahogado en pequeñas embarcaciones, intentando cruzar el Mediterráneo. Para finales de este año, los turistas en las islas griegas podrían ver miles de pequeños barcos transportando egipcios hambrientos en busca de ayuda. La simpatía de Europa hacia la parte árabe puede desaparecer bajo una inundación de refugiados.
Los acontecimientos, muy probablemente, superarán a la diplomacia. El tipo de desequilibrios económicos y demográficos, implícitos en las proyecciones que se muestran más arriba, se reflejan de nuevo en el presente. El caos en Egipto, Siria y otros países árabes, probablemente, prevalecerá cobre el enfoque actual sobre Israel y los palestinos. No sería sorprendente que los palestinos montaran otra Intifada, o que Egipto y Siria fueran a iniciar una última guerra contra Israel. Podría ser su última oportunidad.
Pero yo ubico la probabilidad de otra guerra muy por debajo del 50%. Los problemas internos de Egipto y Siria tienen más probabilidades de hacer que la guerra sea muy difícil de librar.
Link en ingles: http://www.atimes.com/atimes/Middle_East/ME24Ak01.html
Traducido para porisrael.org por José Blumenfeld
Difusion: porisrael.org
http://www.porisrael.org/porisrael/donativos.html
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