AL FATAH: ¿VERDADERA ESPERANZA DE CAMBIO?
Ana Jerozolimski
Semanario Hebreo. Uruguay
Al concluir esta semana en Belén el amplio congreso de Al Fatah, el movimiento central dentro de la OLP y de hecho el grupo central que dirige los destinos de la Autoridad Nacional Palestina, nuestro resumen del evento sigue motivado por la preocupación. Esto, a pesar de los elementos nuevos y positivos –para los palestinos- en el desarrollo de los acontecimientos.
Mucho se ha hablado y escrito estos días sobre el significado positivo del cambio de guardia. Si bien la "joven guardia" no baja de los 50 , el hecho que se haya hecho el cambio abiertamente, quitando de en medio a varias de las figuras mayores que habían perdido la confianza de muchos, es sí una buena señal en lo relacionado a la dinámica interna en el movimiento.
Se votó ante las cámaras, se criticó abiertamente al Presidente Mahmud Abbas –aunque ello no molestó por cierto en su confirmación en el cargo de jefe de Fatah- y se logró hacer un cambio. La convocación misma del congreso es , para Fatah, un logro nada desdeñable, tras 20 años sin reunión alguna de este tipo. Eso, es bueno, más que nada al recordarse el secreto y la oscuridad que envuelve a Hamas, que según las encuestas, está perdiendo paulatinamente el apoyo de la población.
Pero a nuestro criterio, todo ésto-en lo relacionado a Israel- queda opacado por las resoluciones generales de la reunión, que no transmitieron un mensaje de reconciliación y paz sino de línea extremista y dura.
Especialmente notorio fue el comunicado publicado en relación a Jerusalem. Fatah decretó el sábado que la devolución, tanto del este como del oeste de Jerusalem al control palestino, era una "línea roja" que no era negociable, y debería ser cumplida antes de que cualquier conversación de paz con Israel pudiera renovarse, según informó la radio pública israelí.
Los elementos negativos en pronunciamientos tanto sobre los atentados como sobre el contacto con Israel, no fueron pocos . Fatah concluyó sus sesiones sin descartar la "lucha armada" como opción contra Israel, sin renunciar a nada en su exigencia del derecho del "retorno" de todos los refugiados a lo que es hoy el estado de Israel ni en ninguno de los otros puntos en discusión en la agenda con Israel.
Lo que sí podría parecer un elemento alentador, es que entre las caras nuevas, hay numerosas figuras identificadas claramente con el proceso de paz con Israel: Saeb Erekat, Muhamad Dahlan , Jibril Rajub y otros. Por un lado, fueron actores importantes en todo el proceso de negociaciones con Israel, con sus crisis y altibajos. Por otro, son considerados como palestinos que surgieron del liderazgo local, no de los llegados de Túnez años atrás con Arafat, lo cual les da otra legitimidad a ojos del pueblo. Y el hecho que no pocos han estado en prisión en Israel por participar a distintos niveles en actividades violentas en su contra, puede hasta ser visto como una ventaja, considerando que conocen a su interlocutor y pueden, con el "peso" de quien estuvo también del lado del combate, decir "ahora hay que intentar otra cosa".
El problema es que ese es un análisis "en frío", casi teorético. En la práctica, a menos que supongamos que la Autoridad Palestina puede hacer caso omiso de lo que decide Al Fatah, hay aquí muchas ataduras. Fatah, que de hecho es la base de la Autoridad Palestina, no se pronunció desde Belén como un movimiento comprometido con el proceso de paz, por más que muchos de los rostros que entraron en su Comité Central, sean conocidos desde hace años por haber negociado directamente con Israel. Ese no fue su mensaje esta vez.
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