Irán y Arabia Saudí unidas por el espanto
Ruben Kaplan
Porisrael.org
Los proverbialmente antagónicos regímenes de La República Islámica de Irán, chiíta, y la monarquía absolutista Arabia Saudí, sunita wahhabista, que pugnan por la hegemonía en Medio Oriente, tienen sólo en común que ambos países se rigen por la Sharia, la ley religiosa coránica, y su odio visceral a Israel. El martes 20 de julio el Ministerio de Relaciones Exteriores de Irán anunció sorpresivamente a través de su portavoz Ramin Mehman Parast que los desacuerdos y diferencias entre los dos países " sólo servirán a los intereses del régimen sionista y los enemigos de la región y el mundo musulmán ", Parast, manifestó además a los periodistas que las condiciones están ahora maduras para ampliar y afianzar los vínculos y la cooperación con Arabia Saudita al más alto nivel posible. "Irán y Arabia Saudita son dos grandes países de la región, con un potencial muy alto para la cooperación". Devolviendo gentilezas, el sábado 17, el canciller saudí Saud Al- Faisal, dijo a un diario francés que Irán " merece " ser tratada como una fuerza líder en el Oriente Medio.
Para explicar las mayores desavenencias entre Irán y Arabia Saudí, es necesario horadar en las raíces históricas y religiosas del enfrentamiento que sumió a los líderes islámicos tras la muerte del profeta Mahoma acaecida en el año 632. Para los sunitas, los sucesores del Profeta debían ser los más capaces, "los cuatro califas bien orientados" que habían recibido las enseñanzas del Profeta recogidas en la Sunna (Abu Bakr, Umar, Uzman y Ali), mientras que para los chiítas el único legítimo sucesor es Ali, primo y yerno del Profeta, dada su consanguinidad con éste. El Islam sunita se rige por las interpretaciones que los ulemas hacen de las fuentes sagradas del Islam -el Corán y la Sunna-, a partir de un estudio profundizado de éstas y su conocimiento del hadit -costumbre-.
El Islam chiíta otorga preponderancia a los conocimientos transmitidos oralmente entre algunas personas escogidas, los mulás, figuras de autoridad religiosa mediadora entre la persona y Dios, cuyas palabras prevalecen sobre cualquier otra lectura de las fuentes sagradas. Los chiítas, salvo algunas excepciones, se mantuvieron en la oposición durante casi toda su historia. Los sunníes eran mayoría y su poder se extendió durante siglos: el califato Omeya, los abbasíes, y los otomanos.
Estos últimos dominaron durante 400 años la región de Oriente Medio y el norte de África excepto Irán, que se convirtió en el refugio chií. Casi 1400 años de rivalidades entre chiítas y sunitas se reflejan hoy día en la guerra fría entre Irán, el país persa, y Arabia Saudí, quienes tienen, divergencias y contradicciones en el rol que juegan en la política de Medio Oriente. Además de la injerencia en Líbano, Irak y Yemen, donde mantienen posiciones enfrentadas, la causa de los palestinos y su eventual independencia, (que despierta enorme sensibilidad en los países musulmanes y puede minar más que cualquier otro conflicto la legitimidad de sus gobiernos), concita la atención de los rivales históricos. Mientras el movimiento terrorista Hamas sufrió el boicot internacional en 2006, Irán le dio su apoyo como representante de la "lucha legítima contra la ocupación israelí". Como contrapartida, Arabia Saudí en sintonía con Occidente y Egipto, legitima a la Autoridad Nacional Palestina y se presenta ante la comunidad internacional como mediador por la paz entre Israel y los palestinos.
Donde también encuentran afinidad y convergencia Irán y Arabia Saudí, es en las violaciones de derechos humanos y represión de las libertades.
En la República Islámica de Irán son una constante y ampliamente conocidas y difundidas las ejecuciones (que incluyen a menores) y torturas por motivos políticos, religiosos o de orientación sexual, al igual que lapidaciones y persecución de las minorías, (kurdos, azeríes, balochíes, ahwazíes).
En Arabia Saudí no es posible ninguna manifestación pública que no esté alineada con la ideología de las autoridades que gobiernan, una monarquía autoimpuesta que se cobija bajo el paraguas de la religión. Esto lleva al país a una situación de represión institucionalizada e inmovilista que empeoró tras el 11 de septiembre. Las autoridades recluyen sin juicio a miles de acusados de terrorismo. Según Human Rights Watch, la minoría chií sufre discriminación sistemática en el acceso a la educación, justicia y empleo y son habituales las ejecuciones y condenas a prisión de activistas por los derechos humanos, presos de conciencia, homosexuales, y también las mujeres, son objeto de una feroz discriminación. Tal vez por su condición de mayor exportador mundial de crudo, la monarquía saudí, es aceptada con la complicidad de Estados Unidos y las potencias occidentales, que hacen caso omiso a su comportamiento.
Curiosamente, según publicó el diario británico Times el mes pasado, Arabia Saudí, temerosa que el desarrollo nuclear de Irán se volviese en su contra, había dado su aprobación tácita a un ataque unilateral israelí a Irán, otorgándole un permiso verbal al Estado judío, para que sus bombarderos atravesaran el reino en su ruta a Irán sin ser obstaculizados.
El anuncio del deseo del país persa de propiciar un acercamiento con Arabia Saudita en momentos en que Estados Unidos tiene una línea más dura contra Irán, y Rusia en virtud del bloqueo impuesto por la ONU se niega a enviarle los sistemas de misiles defensivos S-300, motiva que el convenio entre los dos países tradicionalmente enfrentados se comprenda en una frase del extraordinario fallecido escritor argentino Jorge Luis Borges: "Para las seis cuerdas". Sombra final se perderá, ligera. No nos une el amor sino el espanto; Será por eso que la quiero tanto.
Rubén Kaplan
--
http://www.rkpress.com.ar/
Difusion: www.porisrael.org
Si desea recibir nuestro material de información subscríbase a Porisrael.has1@gmail.com
Para desuscribirse informen a la misma casilla desde la que les llega
PARA UNA HASBARA EFECTIVA
JUNTOS SOMOS MAS
No hay comentarios:
Publicar un comentario