La inquietante sucesión de Mubarak
Ruben Kaplan
A pesar que la enfermedad que aqueja al octogenario presidente egipcio Hosni Mubarak, se mantuvo herméticamente guardada como un secreto de Estado, trascendió que el "Rais", quien fue operado en un hospital de Alemania el 6 de marzo pasado, presuntamente de una inflamación crónica de su vesícula biliar, padecería de cáncer de esófago, una de las neoplasias asociadas a mayor mortalidad. Cabe recordar que en 2007, Mubarak también fue intervenido quirúrgicamente en el país germánico de una aparente hernia discal.
Varios medios de comunicación egipcios se hicieron eco en aquel entonces de los rumores sobre la salud del presidente. Como consecuencia de la difusión de esas especies, cuatro periodistas locales fueron multados por "insultar al jefe de Estado y los símbolos del Partido Nacional Democrático" (PND).
El primer mandatario Hosni Mubarak llegó a Francia el lunes 5 de julio en visita oficial supuestamente para mantener reuniones con su homólogo francés Nicolas Sarkozy y el primer ministro de Líbano Saad Hariri, el mismo que a fines de enero declarara desde El Cairo que el movimiento terrorista Hezbollah es un socio en el gobierno libanés de unidad nacional.
El portal de noticias Debkafile invocando fuentes propias, afirma que la verdadera razón del viaje de Mubarak, fue someterse a estudios médicos en el exclusivo hospital militar Percy en Clamart, en las afueras de París, donde altos representantes políticos franceses y amigos importantes del presidente galo son tratados con gran privacidad. En ese mismo nosocomio fue hospitalizado y falleció en 2004 Yasser Arafat, el líder terrorista que fundó la Organización por la Liberación de Palestina (OLP) y tres años después Al Fatah. Arafat, -ganador en 1994 del premio Nóbel de la Paz compartido con los israelíes Shimon Peres e Itzjak Rabin- según sus allegados murió por envenenamiento, mientras que una plétora de evidencias indican que su deceso fue a consecuencia de padecer SIDA.
Si, como se cree, Hosni Mubarak está en una etapa terminal de su grave dolencia, la República Árabe de Egipto, el país árabe más poblado, con más de 80 millones de personas, vivirá severas turbulencias antes de las elecciones presidenciales de 2011 para elegir su sucesor. La sociedad del país africano está estancada, y a pesar que los egipcios están orgullosos de su herencia milenaria, son por otra parte pesimistas acerca del futuro de su país. El interrogante sobre la transición a la que obligará el deceso del anciano mandatario, acucia a la mayoría de la población. La economía egipcia está en serios problemas. El desempleo, de acuerdo a organizaciones internacionales, supera el 20 %. Según Transparencia Internacional, Egipto detenta un alto rango entre los Estados árabes, por sus niveles de corrupción percibidos. La inflación se incrementa constantemente. En abril de 2008 se produjeron violentos disturbios por los aumentos en los precios de los alimentos. La brecha entre ricos y pobres está creciendo. Cerca de tres millones de egipcios de clase alta viven en chalets en vecindades como Ar-Rihab, Ceniza- Shurug, en el puerto deportivo de Sharm El Sheik y las alturas de Mugattam, mientras que el 44% del país subsiste con magros dólares diarios.
Desde hace dos años, Mubarak viene diseñando afanosamente una estrategia para la transición del poder, para que luego de su muerte no se produzcan terremotos políticos ni un vacío del poder como el que él mantiene con mano férrea desde 1981 cuando asumió como presidente luego del asesinato de Anwar el- Sadat.
En la carrera por la sucesión de Hosni Mubarak emergen varios candidatos con posibilidades de reemplazarlo. En primer término aparece su hijo Gamal, el menor de sus dos hijos, de 47 años, graduado en Negocios en la Universidad Americana de El Cairo, y un ex banquero que ha ganado peso en el partido gobernante. Gamal Mubarak, Secretario General del Comité de Política del PND y sus aliados en puestos clave del Gabinete han diseñado medidas de liberalización de la economía elogiadas por los inversores. El gran interrogante para los opositores egipcios es si Gamal abrirá eventualmente la elección al escudriño de los observadores internacionales en aras de transparencia, proporcionado de esa manera a su país por primera vez elecciones democráticas, o mantiene los mecanismos de control autoritarios y se asegura la victoria. La candidatura de Gamal Mubarak contaría con el apoyo del alto mando militar egipcio y los servicios de inteligencia.
El que muchos egipcios vislumbran como el contrincante con mayor chance de terminar con la hegemonía Mubarak, es el Nobel de la Paz y ex director de la Agencia Internacional de la Energía Atómica, Mohammed el-Baradei, quien no obstante aún no oficializó su intención de participar en la contienda electoral, ya tiene miles de adherentes. El-Baradei ganó respeto mundial por denunciar que Estados Unidos mentía sobre las supuestas armas de destrucción masiva de Irak, aunque actuó displicentemente con el desarrollo nuclear de la República Islámica de Irán a quien amparó. Para el poeta Abderramán Yusuf, que dirige el grupo de apoyo a su candidatura, la presencia de El Baradei ha puesto sobre la mesa "un nuevo escenario que muestra la debilidad del régimen de Mubarak y que permitirá que se produzcan cambios". Además, duda que el hijo del actual presidente tenga posibilidades de heredar el Gobierno: "No tiene antecedentes en el Ejército", como todos los presidentes: Nasser, Sadat y Mubarak.
En el caso que Gamal no lograse superar las reticencias de su partido, el candidato oficialista podría ser uno de los jefes de inteligencia más poderosos del mundo árabe, Omar Suleimán. El director de los servicios de espionaje egipcios es miembro del círculo más estrecho de Mubarak y también un protagonista preponderante de las negociaciones entre palestinos e israelíes. Las posibilidades de Suleimán disminuyen ostensiblemente por ser septuagenario, una franja etaria poco atractiva en un país donde más del 50% de la población tiene menos de 35 años.
Con nulas posibilidades electorales, pero prestos para generar caos, están los radicales islámicos representados por Los Hermanos Musulmanes que trabajan denodadamente por imponer la Sharia en Egipto y tienen fluido contacto con la organización terrorista Hamas que gobierna Gaza.
Con las perspectivas enumeradas, la eventual muerte anticipada de Hosni Mubarak, torna su sucesión inquietante y perturbadora.
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