lunes, 15 de febrero de 2010

Sobre Israel opinamos todos

Sobre Israel opinamos todos


Dresde

Posted: 14 Feb 2010 03:12 PM PST

Una de las grandes patrañas con las que nos autoengañamos en las sociedades opulentas de este siglo XXI es que en las guerras la población civil debe quedar al margen. Parece ser que cuando nuestros padres y abuelos nos han contado historias de la guerra estábamos a otra cosa y, claro, ahora pretendemos y exigimos que existan unas reglas del juego que, desgraciadamente, nunca han existido desde que el mundo es mundo. En las guerras todos llevan un número en la lotería de la muerte. En la de morir y la de matar. Y sólo algunos habitantes del planeta nos podemos permitir el lujo de no ver a nuestros hijos vestidos de uniforme o con un arma en las manos. Eso sucede en sociedades que libran sus guerras lejos de sus fronteras y se llenan de personajes que desde los medios, las catédras y cualquier lugar que se les ocurra tratan de poner puertas al campo o reglas a la guerra. Cuando decimos que en el amor y en la guerra vale todo, pensamos siempre en lo primero, pero también existe lo segundo.

En la noche del 13 al 14 de febrero de 1945 la aviación aliada sobrevoló la ciudad alemana de Dresde. Varias horas y 5.000 toneladas de bombas después los aviones dejaron tras de sí una ciudad arrasada y 25.000 muertos entre sus escombros. El sábado pasado 5.000 individuos que aman a Adolf Hitler se manifestaron en recuerdo del bombardeo. A este periodista lo que le ha llamado la atención son los argumentos que han expresado.

--Dresde es un crimen de guerra. Aunque la ciudad fuera un importante complejo industrial donde se fabricaban armas, había civiles por todas partes y los aliados lo sabían.

--El ataque es injustificado de todo punto por la desproporción entre las fuerzas aliadas y las alemanas ya en retirada y a punto de rendirse meses después.

--La Alemania de Hitiler es la parte agredida en la II Guerra Mundial, fueron las potencias occidentales las que le declararon la guerra.

La guerra es la mayor calamidad que el ser humano ha traido a este planeta. Y, obviamente, el autor del blog no justifica la muerte de nadie. Pero recuerda que ante la tiranía, la democracia tiene la obligación de defender a sus ciudadanos, con todos los medios a su alcance. Churchill, que sabía perfectamente mejor que nuestros teóricos de salón lo que es la guerra, ya lo dijo cuando anunció que su país entraba en el conflicto:

Me preguntáis:¿Cuál es nuestra política?. Os lo diré: Hacer la guerra por mar, por tierra y por aire, con toda nuestra potencia y con toda la fuerza que Dios nos pueda dar; hacer la guerra contra una tiranía monstruosa, nunca superada en el oscuro y lamentable catálogo de crímenes humanos. Esta es nuestra política.

Me preguntáis; ¿Cuál es nuestra aspiración?. Puedo responder con una palabra:
Victoria, victoria a toda costa, victoria a pesar de todo el terror; victoria por largo y duro que pueda ser su camino; porque, sin victoria, no hay supervivencia. Tened esto por cierto; no habrá supervivencia para todo aquello que el Imperio Británico ha defendido, no habrá supervivencia para el estímulo y el impulso de todas las generaciones, para que la humanidad avance hacia su objetivo. Pero yo asumo mi tarea con ánimo y esperanza.

Estoy seguro de que no se tolerará que nuestra causa se malogre en medio de los hombres.


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