Aprovechando el golpe del contrario
Mario Satz
Leo con interés y no poca decepción el artículo de Marcos Aguinis para Porisrael y con el que disiento. ¡El camino del infierno está empedrado de buenas intenciones! Sinceramente yo no creo en las buenas intenciones de nadie, ni siquiera en las mías. La política no es un arte racional sino una pasión desmedida y llena de quiebros y desvíos. Una cosa es la república ideal de los filósofos y otra la real con sus lacras, emociones oscuras y deudas de sangre antigua. Ante la avanzadilla diplomática palestina, que pasará de agua de borrajas a narguile de celebraciones en los próximos meses, Israel debe diseñar ya las fronteras que le conviene y prepararse para defenderlas como siempre, a sangre y fuego. Aunque criticado por muchos, considero que el pensamiento de Liberman es más realista que el de Aguinis y, a la larga, también será más efectivo. Como siempre, desde Jerusalén se ve muy distinto el conflictivo tema de dos estados para una sola tierra. En cuanto a que Israel tome la iniciativa, ¿No la tomó acaso al retirarse de Gaza, y aún antes, al salir del Líbano? Liberar las barreras puestas a la movilidad palestina en la franja se ha traducido, en los últimos días, en nuevos disparos de cohetería. Lo siento, Marcos, lo que se ve bonito en el papel acaba por agriarse ante la siniestra realidad.
Entonces ¿Qué hacer, cómo reaccionar ante los últimos pasos palestinos? Con una contraofensiva diplomática sin duda, y mientras ésta se lleva a cabo averiguar por todos los medios cuáles serían las fronteras con las que cuentan los palestinos a la par que contraponer sus refugiados a los nuestros, pues los que debieron huir de los países árabes son más o menos la misma cantidad que los que dejaron su hogar tras la creación del estado judío. Donde ellos digan: A, nosotros diremos: B, y así hasta llegar al A/B que hasta ahora no hemos podido conjuntar. Otra opción, la más dura, podría ser que los árabes israelíes se fueran a lo que hoy son los territorios en disputa y los colonos israelíes ocuparan sus espacios en Haifa y alrededores. Ya hemos oído, y bien alto, que Abu Mazen no quiere judíos en su estado, por lo tanto Israel tampoco querrá árabes en el suyo. Cosa que no va a ocurrir, ya que se vive mejor contra Israel desde su seno que desde fuera. Por supuesto que en momentos como éstos se necesita coraje, pero no para ofrecer cosas a cambio de nada, sino para decir en voz alta cuál es la postura final e inamovible de un país que todavía está librando, de uno u otro modo, la batalla por su independencia.
En cuanto al espinoso asunto de la desmilitarización del futuro estado palestino ¿Alguien se cree el cuento de que Costa Rica es un modelo para los árabes, que festejan cualquier cosa con disparos al aire sin pensar en la caída de las balas, que degüellan con más facilidad con la que un shojet –matarife ritual- le corta el cuello a un pollo, y cuyo veneno educativo aún está emponzoñando su visión del mundo judío? Por lo tanto, mi querido y admirado Marcos, no cometamos un pecado de ingenuidad ni prestemos demasiada atención a la bienintencionada izquierda, siempre presta a regalar para ser, por fin, queridos por los otros. El mundo no funciona así, para nadie. Se puede ser generoso cuando se es fuerte, se puede ceder terreno cuando uno tiene el propio y éste no está en discusión, jamás cuando el enemigo todavía cree que le pertenece la totalidad de la tierra en disputa y actúa en consecuencia con la política de todo o nada. Así las cosas, y antes de que los palestinos decidan qué fronteras quieren, Israel debe trazarlas y no moverse de allí. Incluso si las Naciones Unidas aceptan la existencia de un estado palestino ¿Qué van a hacer al respecto, enviar tropas para desalojar a los judíos de su sitio? ¿Sobre qué bases, hasta dónde y de qué modo? Si los que deciden enviar tropas de apoyo a los palestinos son los países árabes, entonces volveremos a estar ante la guerra de 1948, que, de desatarse otra vez, haría retroceder a los palestinos ( y también sin duda a los israelíes), décadas. Quiero pensar que eso no ocurrirá, quiero creer que Israel será sabia, cauta y llena de astucia en las actuales circunstancias, sabia más allá de las divisiones partidistas e ideológicas. En cuanto a los palestinos de Ramallah, deben prestar mucha atención a sus propios lobos, que aguardan a que el cordero esté listo para tragárselo entero con los últimos desarrollos y avances, beneficios y delicias logradas en buena vecindad con Israel. Si Irán es el modelo del lobo, entonces que se lo metan donde les quepa. Caso contrario les ayudaremos con nuestros más hábiles e ígneos métodos hasta que la rabia se vuelva contra ellos y sus dentudos amigos del Líbano.
Mario Satz, escritor
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