La prisionera torturada de Teherán
Sal Emergui
Jerusalem
Elmundo.es
23/2/2011
Jerusalén- "Si cuando fui torturada y sentenciada a muerte por los criminales de la Revolución Islámica iraní en la terrible prisión de Evin, alguien me hubiera dicho que estaría hoy paseando en Jerusalén en una mañana soleada, creería que es una broma macabra", nos dice la escritora iraní Marina Nemat con una sonrisa incompleta.
Incompleta porque, como ella dice y escribe en sus dos libros ("La prisionera de Teherán" y "Después de Teherán"), "intento llevar una vida normal pero el traumático pasado nunca te abandona".
Y el pasado de Marina, nacida en 1965 en una familia cristiana de Teherán, es el de muchos iraníes que desde 1979 osaron y osan protestar contra el régimen de los Ayatolas. "Yo era una chica que le gustaba mucho la música de los Bee Gees, fiestas, vida social en el colegio, etc. Cuando la revolución islámica se impuso, de repente te dicen que la música es ilegal, que ir cogidos de la mano con tu novio en un lugar público es ilegal, ir con colores alegres está prohibido.... Debíamos ir vestidas lo más cubierto posible. Más del 90% de los profesores fueron sustituidos por gente del régimen que enseñaban propaganda y denunciaban a cualquier chaval que se pronunciaba en contra", relata en Jerusalén donde participa en su 25ª edición del Festival literario de la ciudad.
A diferencia de Tahrir del 2011, Teherán de los 80 no disponía de a Facebook o Youtube: "Ojalá hubiéramos tenido Internet para denunciar las milicias de la revolución islámica. Yo entonces pensé que era muy joven para que me pasara algo".
Pero pasó. "A los 16 años me arrestaron dos hombres armados. Entraron en mi casa y cuando salí del baño me encontré con dos armas apuntando mi cara. No tenía miedo porque estaba en estado de shock. Pensaba que me harían alguna pregunta y punto. Me equivoqué. Cuando llegue a la cárcel, centenares de personas estaban sentados en el suelo y en silencio. Quien se atrevía a hablar era golpeado".
En ese momento no sabía el significado de Evin ni que en los siguientes dos años iba a ser torturada y humillada esperando su lenta muerte. "El dolor es indescriptible. La tortura no tiene como objetivo sacar información sino romper tu alma. Lo sé porque he estado allí. Cada noche escuchaba gritos. Cada noche había ejecuciones masivas".
Cuando parecía que su destino era morir en el olvido de la cárcel y el fanatismo, apareció su inesperado Mesías. Lo tenía muy cerca. Era su verdugo. "Un día, el guardia Ali me miró a los ojos y me dijo: "Mira, estas sentenciada. Vas a ser mi esposa y hacer lo que yo te digo o tu madre, padre y novio serán detenidos", explica Marina confesando, con aparente sentimiento de culpa, haber aceptado la propuesta. "No quería ver con mis propios ojos cómo torturaban a mi familia al igual que otras mujeres que se negaron a la propuesta", justifica. Una decisión que le otorgó en su momento el calificativo de "traidora".
Marina recuperó su libertad pero perdió su identidad. Fue obligada a casarse con su torturador, convertirse al Islam y cambiar su nombre. No duró mucho en su doble cárcel y en el 91 consiguió escaparse de su marido y país, emigrando a Canada. 18 años después y ya madre de dos hijos, decidió romper el silencio poniendo sobre el papel toda su tragedia. La suya y la de otros muchos. "Hoy en día hay 6000 presos en Irán que sufren lo mismo que yo", detalla la escritora.
Su primer libro fue publicado en 28 países.
No oculta su emoción por estar en Jerusalén. "Cuando acepté la invitación del Festival y decidí venir, me insultaron y atacaron en Facebook. Respondí que no vengo como política sino para conocer un lugar tan importante como Jerusalén. Estoy dispuesta a ir a cualquier parte del mundo y por supuesto me encantaría ir a mi patria, Irán, pero sé que seria detenida, torturada y ejecutada. El régimen me odia porque llevo 30 años denunciando que secuestra y masacra al pueblo iraní".
¿Los jóvenes de Teherán tendrán el mismo éxito que los de Tahrir?, preguntamos. "No pierdo la esperanza pero a día de hoy es casi imposible según las conversaciones que tengo con muchos amigos y conocidos en Teherán. Uno de ellos me dijo: ´Mubarak es un buen tipo comparado con el brutal Ahmadineyad que no tiene ningún problema en matar a los manifestantes. Como se ´ha demostrado, no ahorra en medios para reprimir cualquier protesta".
Marina Nemat en Jerusalén (S. Emergui)
Tras insistir que no tiene miedo, añade: "Muchas veces he pensado qué pasaría si me encontrara cara a cara con Ahmadineyad. Me he prometido que no intentaría matarle... Le diría lo que él niega y no dice al mundo, lo que es ser juzgada por la Sharia y lo que es ser torturada".
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