Todos dijimos 'nunca más', pero está sucediendo de nuevo
Por Ed Koch
Worldtribune.com
Miércoles, 16 de junio de 2010
Ocasionalmente, los lectores dicen que escribo mucho acerca de la hostilidad dirigida hacia Israel, particularmente por las Naciones Unidas. Mi respuesta es ésta: ¿no debería defender a Israel cuando creo que está siendo atacado injustamente, día tras día, en las Naciones Unidas y en todo el mundo? ¿No debería defender a Israel cuando, innegablemente, es maltratada por el Presidente de Estados Unidos, que me enroló en su campaña, en 2008, para hacer campaña por él en las comunidades judías de Florida? ¿No debería defender a Israel cuando creo que gran parte de las invectivas contra Israel son, en realidad, una manifestación de antisemitismo, que está aumentando en todo el mundo?
Me han decepcionado las acciones del presidente Obama contra Israel, y también he estado consternado por la prolongada aquiescencia de los miembros del Congreso a las acciones de Obama, particularmente entre los judíos del Congreso, tanto en la Cámara como en el Senado. Cuando, finalmente, los miembros, tanto de la Cámara como del Senado, dijeron lo que pensaban y expresaron sus diferencias con el Presidente, aunque a través de cartas dirigidas a la Secretaria de Estado, Hillary Clinton, el Presidente recibió el mensaje. En total, 333 miembros de la Cámara y 76 Senadores firmaron cartas de protesta. Me sorprendieron los nombres de aquellos que no firmaron. Clave entre esas firmas faltantes, fue la de John Kerry, ex candidato presidencial del Partido Demócrata, que fue postulado contra George W. Bush en 2004, y que perdió por tres millones de votos.
Me sentí orgulloso de apoyar a George W. Bush en esa elección diciendo, en el momento de mi apoyo, que no estaba de acuerdo con él en un único tema nacional. Pero yo creía que el problema de hacer frente al terrorismo islámico superaba a todos los demás temas y sobre ese tema, dije, Bush era, por mucho, más enérgico que el candidato demócrata. Tuve razón y no me arrepiento de haber apoyado a George W. Bush. A pedido de Bush, hice campaña por él en Florida, tratando de persuadir a la comunidad judía de edad avanzada para que votara por él. No tuve mucho éxito con muchos de los votantes judíos que creían que FDR [NT. Roosevelt] estaba todavía postulándose, aunque sólo fuera en espíritu.
Fui a Florida en 2008 a favor del candidato presidencial senador Barack Obama, para hablar con esas mismas comunidades judías, instándolos a que votaran por él. Como le dije más tarde al Senador, en la cena de Alfred E. Smith en el hotel Waldorf Astoria, no era necesario que yo hiciera campaña. Le dije que antes de hablar en tres reuniones de votantes judíos, les pregunté cuántos apoyaban a John McCain y, en cada grupo de alrededor de 250 individuos, unos seis levantaron la mano. Pregunté cuántos no habían tomado una decisión. Una vez más, alrededor de seis. Entonces pregunté cuántos estaban por el senador Barack Obama. Y, Dios me ayude, en cada ocasión, todos los demás levantaron la mano a su favor.
El senador Obama recibió el 78 por ciento de los votos de la comunidad judía en todo el país. El único grupo que le dio un porcentaje más alto fue la comunidad afro-americana. Muchos líderes judíos, yo incluido, han concluido que el presidente Obama ha renegado de su apoyo a la seguridad de Israel, una de las principales prioridades para la mayoría de los judíos estadounidenses y para muchos cristianos, y está cambiando la política exterior de Estados Unidos a favor de los musulmanes y, en particular, de la causa palestina. No debería ser ninguna sorpresa que, en respuesta a una encuesta realizada por la Universidad de Quinnipiac preguntando: "¿Aprueba o desaprueba la forma como Barack Obama está manejando la situación entre Israel y los palestinos?", el 67 por ciento de los judíos la desaprobaron y el 28 por ciento la aprobó. Esa misma encuesta mostró que el apoyo de los demócratas a Israel fue del 46 por ciento y, entre los republicanos, del 70 por ciento. ¿Esto me sacude, a mí y a muchos otros? Por supuesto.
A continuación del envío de las cartas de la Cámara y del Senado a la Secretaria de Estado Hillary Clinton, el Presidente pareció estar dando marcha atrás y, en una carta a una importante organización judía, le aseguró a la comunidad judía que estaba comprometido con la seguridad de Israel. Los líderes judíos, buscando poner fin a la brecha y poner fin a sus críticas hacia él en relación a este asunto, decidieron tomarle la palabra al Presidente Obama.
Sin embargo, esta semana pasada, el Weekly Standard declaró que se había enterado de que altos funcionarios de la administración Obama les habían estado diciendo a gobiernos extranjeros que la administración tenía la intención de apoyar, la semana siguiente, un esfuerzo en las Naciones Unidas de establecer una comisión independiente, bajo los auspicios de las Naciones Unidas, para investigar la conducta de Israel en el incidente de la flotilla de Gaza".
Israel acaba de anunciar la formación de una comisión para investigar el incidente del bloqueo, que incluirá a dos no israelíes. Uno, Lord Trimble de Irlanda del Norte, el otro, el Brigadier General canadiense, retirado, Ken Watkin. Si el informe del Weekly Standard es cierto, esto seguramente volverá a despertar temores acerca de Obama en la cuestión del apoyo de EE.UU. a Israel.
Un escritor de correo electrónico me pidió que leyera los comentarios, publicados el 8 de febrero de 2010, de Pilar Rahola, una política, periodista y activista española. España es hoy una de las naciones más hostiles a Israel, probablemente debido a su gran población musulmana y a los contratos económicos con el mundo musulmán. La Sra. Rahola resume sus sentimientos con la siguiente declaración, dirigida a aquellos que asedian constantemente a Israel.
"¿Por qué, de todos los conflictos del mundo, sólo éste les interesa? ¿Por qué un diminuto país que lucha por sobrevivir es criminalizado? ¿Por qué la información manipulada triunfa con tanta facilidad? ¿Por qué todo el pueblo de Israel, es reducido a una simple masa de imperialistas asesinos? ¿Por qué no hay culpabilidad palestina? ¿Por qué Arafat es un héroe y Sharon un monstruo? Por último, ¿por qué, siendo el único país del mundo que está amenazado de destrucción, es el único al que nadie considera una víctima?"
A continuación, Rahola se ocupó de la "izquierda" y su hostilidad hacia Israel, declarando: "También hoy, como ayer, esa izquierda pregona ideologías totalitarias, se enamora de dictadores y, en su ofensiva contra Israel, ignora la destrucción de derechos fundamentales. Odia a los rabinos, pero se enamora de los imanes; grita contra Tzahal [Fuerzas de Defensa de Israel], pero aplaude a los terroristas de Hamas; llora por las víctimas palestinas, pero desdeña a las víctimas judías y, cuando se emociona por los niños palestinos, lo hace sólo si puede culpar a los israelíes. Nunca denunciará a la cultura del odio, o su preparación para el asesinato. Hace un año, en la conferencia de AIPAC en Washington, hice las siguientes preguntas: ¿Por qué no vemos manifestaciones, en Europa, contra las dictaduras islámicas? ¿Por qué no hay manifestaciones en contra de la esclavitud de millones de mujeres musulmanas? ¿Por qué no se declaran en contra del uso de niños porta-bombas, en los conflictos en los que el Islam está involucrado? ¿Por qué la izquierda esta únicamente obsesionada con la lucha contra dos de las democracias más sólidas del planeta, que han sufrido los más sangrientos ataques terroristas, Estados Unidos e Israel?... Porque la izquierda ya no tiene ideas, sólo consignas. Ya no defiende los derechos, sino los prejuicios. Y el mayor perjuicio de todos, es el que tiene contra Israel. Yo acuso, pues, de una manera formal: la responsabilidad principal por el nuevo odio antisemita, disfrazado de antisionismo, proviene de aquellos que deberían defender la libertad, la solidaridad y el progreso. Lejos de ello, defienden a déspotas, olvidan a sus víctimas y permanecen en silencio ante las ideologías medievales que tienen como objetivo la destrucción de las sociedades libres. La traición de la izquierda es una auténtica traición contra la modernidad".
¿Recuerda las palabras que salieron después de la época de los nazis y su odio y asesinato de judíos? Esas palabras, "Nunca Más", fueron pronunciadas en todos los países después de la Segunda Guerra Mundial. Seamos totalmente honestos. Hoy esas palabras, en casi todo el mundo, son huecas y carecen de sentido.
Aquellos que se enorgullecen de tener equidad y conciencia, cristianos y judíos, deben levantarse y hacerse escuchar. Sus protestas deben sonar por todo el mundo. No hay tiempo que perder.
Permítanme terminar con un último comentario de la Sra. Rahola: "No soy judía. Ideológicamente, soy de izquierda y soy periodista de profesión. ¿Por qué no soy anti-Israel como mis colegas? Porque como un no judío, tengo la responsabilidad histórica de luchar contra el odio antijudío y, en la actualidad, contra el odio contra su patria histórica, Israel. Luchar contra el antisemitismo no es el deber de los judíos, es deber de los no judíos. Como periodista, es mi deber buscar la verdad más allá de los prejuicios, mentiras y manipulaciones. No se dice la verdad acerca de Israel. Como una persona de la izquierda que ama el progreso, estoy obligada a defender la libertad, la cultura, la educación cívica para los niños, la convivencia y las leyes que las Tablas del Pacto, convertidas en principios universales. Principios que el fundamentalismo islámico destruye sistemáticamente. Es decir que, como no judía, periodista y de izquierda, tengo un triple deber moral para con Israel, ya que si Israel es destruido, la libertad, la modernidad y la cultura serán destruidas. La lucha de Israel, aún cuando el mundo no quiera aceptarlo, es la lucha del mundo".
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Edward I. Koch, que se desempeñó como alcalde de Nueva York desde 1978 hasta 1989, es socio de la firma de abogados de Bryan Cave.
http://www.worldtribune.com/worldtribune/WTARC/2010/ss_politics0535_06_16.asp
Traducción para porisrael.org : José Blumenfeld
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