DOS JUSTIFICADAS TORMENTAS
Ana Jerozolimski
Una tormenta estalló esta semana en Israel-con claros coletazos en la prensa internacional- a raíz de la indebida actitud de una joven israelí que colocó en Facebook fotos de la época de su servicio militar obligatorio, en las que aparece posando burlonamente junto a detenidos palestinos que tienen los ojos vendados.
La joven, Eden Abargil, de la ciudad de Ashdod, finalizó su servicio militar hace ya varios meses . A las imágenes agregó todo tipo de comentarios a los que sus amigas agregaban los suyos, en tono burlón.
"Es una acción grosera e inaceptable", dijo un comunicado de las Fuerzas de Defensa de Israel, aclarando que eso no refleja el espíritu que se transmite a las tropas ni la actitud de los soldados de Israel hacia los palestinos. Los palestinos por su parte, reaccionaron condenando por supuesto las fotos y afirmando que son un reflejo de "la mentalidad de la ocupación".
Dentro de Israel, Abarjil fue ampliamente criticada, aunque no faltaron quienes la apoyaron.
La propia joven, a la que ubicó la televisión israelí, se mostró sorprendida por la condena y hasta osó acusar a Tzahal de no ser fiel para con sus soldados por haberla criticado, agregando que se arrepiente de haber hecho servicio militar. Sinceramente, tras haber visto sus fotos y haberla visto y oído hablando, también nosotros lamentamos que haya sido soldada en el ejército israelí.
La tormenta dentro de Israel por lo sucedido, es justificada, inclusive si la actitud de Abargil no representa la norma ni las órdenes. El problema no radica en la publicación poco inteligente en Facebook sino en la toma misma de las fotos, una actitud indebida que no tiene nada de gracioso.
No lo tiene, ante todo, porque el rol de los soldados es cumplir su deber en pro de la defensa del Estado y la población, lo cual inevitablemente incluye también detener a quienes son sospechosos si hay justificación para ello, pero no burlarse de nadie ni convertir una misión oficial en motivo de diversión personal. Menos que menos, cuando hay gente involucrada, sean palestinos, judíos, quienes sean.
No tiene nada de gracioso lo sucedido, decíamos, porque además, ensucia al país todo y presenta, por la actitud de una descerebrada, una imagen negra del ejército israelí. Como en todos los ejércitos del mundo, también en el israelí hay soldados que actúan en forma indebida y cuando hay excesos, se les lleva a juicio. Pero al mismo tiempo, son numerosos los casos de soldados que pagaron con sus vidas o las pusieron en peligro, para garantizar que civiles inocentes no paguen el precio que sólo los terroristas deben pagar.
La otra tormenta a la que aludíamos en el título de esta nota de opinión, es la que sentimos cuando comparamos entre la reacción generalizada en distintas partes del mundo a la indebida actitud de esta ex soldada israelí y la que se da-o mejor dicho no se da- cuando los problemas ocurren del otro lado. Cuando es Israel el involucrado, inclusive cuando se trata de una iniciativa individual de alguien que no representa oficialmente a nadie, el mundo parece ávido de reaccionar con una estricta vara de moral. No habría problema, si no fuera porque esa vara no se aplica en todas las direcciones.
Sobre esta problemática escribió estos días, ya antes del tema de las fotos en Facebook, un destacado colega nuestro, el corrresponsal árabe del "The Jerusalem Post", Khaled Abu Toameh, que tiene la particularidad de conocer, desde adentro, lo que pasa en el mundo árabe y comprender que los problemas de la zona no son automáticamente culpa de Israel.
En un artículo titulado "La Hipocresía y los Dobles Raseros: Fuera de Control", que publicó en el "Hudson New York", Abu Toameh sostiene que numerosos corresponsales occidentales aplican un "doble rasero" al cubrir el conflicto árabe israelí.
Y da un ejemplo concreto. La reproducción es un tanto extensa, pero vale la pena.
"La detención, la semana pasada, de siete profesores universitarios palestinos, a manos de los servicios de seguridad de la Autoridad Palestina en Cisjordania es un ejemplo más de cómo funcionan, en esta parte del mundo, los medios de comunicación internacionales.
Algunos corresponsales independientes y periodistas palestinos ofrecieron la historia de la detención de los académicos a, por lo menos, una docena de corresponsales extranjeros y editores de diarios de América del Norte y Europa.
Sólo un periodista extranjero accedió a escribir sobre la historia. Sus colegas dieron diferentes excusas para dar la espalda a la historia.
Algunos dijeron que estaban preocupados por su seguridad personal, en caso de que informaran una noticia que, era probable, enojaría a las fuerzas de seguridad de la AP de Cisjordania, financiadas por Occidente.
Otros, simplemente, culparon a sus editores en Nueva York, París, Londres y Toronto, por rechazar la historia como "insignificante".
A principios de esta semana, un desencantado periodista palestino, con sede en Ramallah, decidió poner a prueba a sus colegas occidentales. Se puso en contacto con el mismo grupo de periodistas y editores a quienes se les había ofrecido la historia de la detención de los académicos, con una "idea nueva" para una noticia.
El periodista palestino propuso que la prensa extranjera escribiera acerca de un profesor universitario palestino, que se quejó de que las autoridades israelíes habían rechazado su petición de visitar Israel, junto con su esposa y sus tres hijos.
La respuesta de los periodistas internacionales llegó casi al instante. Todos menos dos dijeron que era una "gran historia" y expresaron su disposición a empezar a trabajar en ello inmediatamente.
Vale la pena hacer notar que el Servicio General de Inteligencia de la Autoridad Palestina, había advertido a los periodistas palestinos y al personal de la universidad, que no informaran sobre la detención de los académicos. Por supuesto, los medios de comunicación palestinos en la Margen Occidental, controlada por la Autoridad Palestina, accedieron.
Las autoridades palestinas, incluso, amenazaron al presidente de la universidad para que no se quejara por la detención de sus profesores. Él también accedió, e incluso fue tan lejos como para apagar su teléfono celular, para evitar las preguntas de los periodistas.
Uno se puede imaginar la reacción de los medios de comunicación internacionales si los académicos palestinos hubieran sido detenidos por Israel..."
Khaled Abu Toameh lo explicó muy bien. De hecho, no hay nada que agregar.
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