Netanyahu: la antítesis de Obama
Por George Will
Diariodeamerica.com
12/8/2010
No hay dos líderes de democracia más dispares - en cuanto a experiencia vital, temperamento y filosofía política - que Netanyahu, el antiguo militar y nacionalista feroz, y Barack Obama, antiguo profesor y post-nacionalista.
Dos fotografías adornan el despacho del Primer Ministro Binyamin Netanyahu. Juntas arrojan luz sobre un hecho extraordinario: no hay dos líderes de democracia más dispares - en cuanto a experiencia vital, temperamento y filosofía política - que Netanyahu, el antiguo militar y nacionalista feroz, y Barack Obama, antiguo profesor y post-nacionalista.
Una fotografía es la de Theodor Herzl, nacido hace 150 años. Consternado por la erupción del antisemitismo en Francia durante el Caso Dreyfus a finales del siglo XIX, Herzl se convirtió en el padre fundador del sionismo. Mucho antes del Holocausto, llegó a la conclusión de que los judíos sólo podían encontrar protección en una patria nacional.
El otro retrato es el de Winston Churchill, que se consideraba "uno de los artífices" de la aprobación del sionismo por parte de Gran Bretaña. La Declaración de Balfour de 1917 reza: "El Gobierno de Su Majestad considera favorable el establecimiento de una patria nacional para el pueblo judío en Palestina". Desde 1923, Gran Bretaña iba a administrar Palestina bajo mandato de la Liga de Naciones.
Netanyahu, con su atención puesta firmemente en Irán, distingue a Churchill porque no se acobardó ante los vaticinios de nubarrones inminentes. Obama devolvió a la embajada británica en Washington el busto de Churchill que se encontraba en el Despacho Oval cuando llegó allí.
El discurso de Obama en El Cairo en 2009, cortejando al mundo árabe, podría haber traído beneficios tangibles, aunque la métrica que avala esto sigue siendo misteriosa. El discurso -- pronunciado durante un viaje en que Obama visitaba El Cairo y Riad pero no aquí -- desde luego pasó factura a su imagen en Israel. En él, reconocía a Israel como, en parte, la respuesta al sufrimiento judío durante el Holocausto. A continuación, en lo que muchos israelíes consideran un ejercicio profundamente ofensivo de equivalencia moral, decía: "Por otra parte, es también innegable que el pueblo palestino -- musulmanes y cristianos -- ha sufrido en busca de una patria".
¿"Por otra parte"? "Yo", dice Moshe Yaalón, "me quedé de una pieza ante el discurso de El Cairo", que cree que demuestra que "esta Casa Blanca es muy diferente". Yaalón, antiguo director de Inteligencia militar y jefe del alto mando, ministro de asuntos estratégicos en la actualidad, plantea cáustico, "Si los palestinos son las víctimas, ¿quiénes son los que les hacen víctima?"
El discurso de El Cairo se pronunciaba 10 meses después del discurso de Obama en Berlín en el que se declaraba "ciudadano del mundo". Era una presunción oximorónica, teniendo en cuenta que la ciudadanía connota lealtad a una entidad política concreta, sus leyes y sus mecanismos sociales. Pero el alarde tuvo resonancia en Europa.
La Unión Europea nació fruto de la huida de la élite europea de aquello que la aterrorizaba -- los europeos. La primera Guerra de los 30 Años finalizó en 1648 con la Paz de Westfalia, que ratificó el sistema de naciones estado. La segunda Guerra de los 30 Años, que finalizó en 1945, convenció a la élite europea que la enfermedad casi fatal del continente era el nacionalismo, la cura al cual tiene que ser por fuerza la progresiva atenuación de las nacionalidades. De ahí la elevada estima en que se tiene a la "agregado" de soberanía, al margen del coste de reducir el autogobierno.
Israel, con su acusada percepción de nacionalidad, está más allá de lo inteligible para esos europeos; es una peste para sus orificios nasales. El progresismo transnacional es, en la misma medida que la socialdemocracia del estado del bienestar, un elemento de la política europea que los progresistas estadounidenses emularán tanto como la política estadounidense les permita. Resulta perverso que la Unión Europea, una entidad política semi-ficticia, forme parte - Estados Unidos, las Naciones Unidas predeciblemente anti-Israel, y Rusia - del "cuarteto" que supuestamente va a arbitrar la paz en nuestro tiempo entre Israel y los palestinos.
La que seguramente sea la administración más de izquierdas de la historia norteamericana está tratando de amoldar y conmover a la coalición más de derechas de la historia de Israel. La primera demuestra no entender en absoluto a la segunda, que cree entender por completo a la primera.
El primer ministro distingue a Churchill, que habló de "la segura imposibilidad de enseñar a la humanidad". Sin embargo, un ejemplo de manual de la oficina de Netanyahu podría enseñar algo de su líder a la administración Obama. Contiene un pequeño sello de piedra parte de un anillo hallado cerca del Muro de las Lamentaciones. Tiene alrededor de 2.800 años -- 200 años menos que el papel de Jerusalén como capital del pueblo judío. El anillo era el sello de un funcionario judío, cuyo nombre aparece grabado en él: Netanyahu.
Nadie es menos progresista transnacional y menos post-nacionalista que Binyamin Netanyahu, cuyo nombre se debe a un hijo de Jacob, que vivió hace alrededor de 4.000 años. Netanyahu, al que nadie consideraría nunca melindres, dijo en una ocasión a un funcionario estadounidense 10 palabras que deberían tener sobre aviso a los legisladores estadounidenses que esperan volver maleable a Netanyahu: "Vosotros vivís en Chevy Chase [en el estado de Maryland]. No juguéis con nuestro futuro".
© 2010, The Washington Post Writers Group
Traducción: diariodeamerica.com
Difusión: www.porisrael.org
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