¿Está Israel más aislado que nunca?
Efraim Inbar
17/09/2010
Aunque el prisma judío en las relaciones internacionales podría amplificar la sensación de aislamiento, una mirada realista sobre las relaciones internacionales puede evitar temores infundados.
Muchos israelíes consideran que Israel, una vez más, está solo y que el estado judío está cada vez más aislado en la comunidad internacional. Una encuesta de agosto de 2010 muestra que, sobre la cuestión de la situación actual de Israel en el ámbito internacional, la mayoría de la población judía de Israel piensa que está moderada o completamente aislado (54%), comparado con el 46% que dice que no lo está. Una encuesta similar entre los judíos de la diáspora, probablemente, revelaría una sensación aún más grave de aislamiento porque, como minoría, los judíos de la diáspora están más expuestos a las actitudes antisemitas y antiisraelíes. Tomando en consideración los muchos ejemplos de cobertura negativa de Israel, por parte de los medios de comunicación, tales sensaciones en Israel y en la diáspora, son comprensibles. En realidad, el infame informe Goldstone y el incidente de la "flotilla de Gaza", entre otros acontecimientos, proporcionan una amplia evidencia de un clima internacional hostil respecto a Israel.
Además, la izquierda israelí sostiene de viva voz, que la continuación del conflicto con los palestinos le exige un precio muy alto a Israel; que Israel se está convirtiendo en una entidad política aislada y menos legítima. Sin embargo, esta afirmación refleja una visión distorsionada de la realidad. La extrema izquierda está influenciada, principalmente, por sus grupos de referencia - la izquierda occidental y sus filiales radicales. Al atribuir una importancia exagerada a la cuestión palestina y al aislamiento de Israel, abogan por un acuerdo urgente con los palestinos, a un alto precio para israelí.
Se equivocan. Una mirada más cercana a las interacciones de Israel con muchos estados del mundo, en donde reside el poder real, y con organizaciones internacionales (ni cerca tan poderosas), explica por qué.
Tómese el número de estados que tienen relaciones diplomáticas con Israel. Esta medida muestra claramente una mejoría en el status internacional de Israel, particularmente comparado con 1973. Entonces, con la crisis energética, el poder del mundo árabe se encontraba en su cenit. Subsecuentemente, Israel experimentó una avalancha de rompimientos de relaciones diplomáticas. Esto ha cambiado drásticamente, particularmente después de 1991, cuando un número creciente de estados decidió establecer y/o mejorar las relaciones diplomáticas con el estado judío. Por ejemplo, todos los estados dentro de la órbita soviética, en la ex Yugoslavia y la ex Unión Soviética, así como también la mayoría de los estados africanos y asiáticos, optaron por las relaciones diplomáticas. Es significativo que potencias emergentes, como China e India, y estados clave como Rusia, Turquía y Nigeria, decidieron tener plenas relaciones diplomáticas con Israel, las que se han mantenido desde entonces.
En general, los estados que enfrentan los desafíos del terrorismo y/o del islamismo radical, sobre todo después del fenómeno de 1991, buscan la cooperación con Israel. El estado judío tiene mucho que ofrecer en el área de inteligencia y de táctica y doctrina en la lucha antiterrorista. Debido a la creciente amenaza islamista, el número de estados que buscan relaciones en el campo de la seguridad con el estado judío está en aumento.
Significativamente, las relaciones con el mundo musulmán también han mejorado. Israel tiene tratados de paz con Egipto y Jordania. Israel tiene fluctuantes relaciones informales con varios estados árabes del Golfo y del Magreb.
La mayoría del mundo árabe adhiere a la Iniciativa de Paz de la Liga Árabe. Auque este plan de paz no es razonable desde una perspectiva israelí (es una propuesta de tómalo-o-déjalo), los árabes están hablando de paz, no de guerra, lo que implica un reconocimiento de facto de Israel - un cambio histórico en su posición. El boicot económico árabe se ha evaporado en gran medida. Es la amenaza nuclear iraní la que coloca en un segundo plano a las diferencias con Israel sobre la cuestión palestina.
Israel también tiene relaciones cordiales y fructíferas con los estados musulmanes que surgieron de la disolución del imperio soviético. La presencia israelí se hace sentir en estados como Azerbaiyán, Kazajstán, Turkmenistán y Uzbekistán.
La identidad musulmana de estas poblaciones y sus élites, no son un obstáculo para las relaciones con Jerusalem, en áreas importantes para sus intereses nacionales.
De modo similar, los lazos diplomáticos con el país más importante del mundo, EE.UU., ha mejorado mucho desde 1973 y la relación estratégica sigue siendo muy fuerte, a pesar de las equivocadas políticas respecto de Medio Oriente de la administración de Barack Obama. Durante los últimos cuatro décadas, el nivel de apoyo del público estadounidense a Israel se ha mantenido sorprendentemente estable (alrededor del 65%). Esto se traduce, por supuesto, en apoyo del Congreso. Israel sigue siendo popular en EE.UU., sobre todo por cómo es percibido y no por el lobby judío. Recientemente hemos visto a Obama inclinarse ante este sentimiento popular y adoptar una postura más amigable hacia el gobierno israelí de Benjamin Netanyahu.
Un alto nivel de amistad hacia Israel y hacia el pueblo judío, caracteriza a los dos estados más poblados y dinámicos en la escena mundial - India y China - potencias en ascenso en todos los sentidos de la palabra. Ambas son antiguas civilizaciones que no han sido cargadas con equipajes antisemitas, como Europa. Tratan al estado judío con reverencia, ya que ven en él una similar antigua civilización, que ha tenido logros notables. La mayoría de los países asiáticos, aún si votan en contra de Israel en los foros internacionales, tienen una actitud similar. Del mismo modo, los países de la Cuenca del Pacífico, un área que ha ganado importancia internacional, usualmente están a favor de Israel. Corea del Sur y Australia son los principales ejemplos. Los países africanos al sur del Sahara, también contienen círculos muy en favor de Israel, por una variedad de razones.
La "Vieja Europa" es, realmente, un planeta diferente en este respecto. Su ingenua cultura estratégica, donde no hay percepción de la amenaza, y donde el uso de la fuerza es visto como anacrónico, hace que Israel sea para ella un caso difícil de tragar.
Esto se ve reforzado por el latente antisemitismo tradicional que hace que distingan a los judíos como responsables de los problemas del mundo. Bélgica, Irlanda, Noruega y Suecia, en particular, despliegan posiciones antiisraelíes que bordean con el antisemitismo. Afortunadamente, ninguno de ellos son estados europeos centrales. Algunas universidades europeas se han convertido en lugares desagradables para los israelíes, y una gran parte de la intelligentzia europea es intuitivamente antiisraelí, negando, incluso, el derecho de Israel a existir. También es cierto que gran parte de los medios de comunicación europeos de élite, es histéricamente parcial en contra de Israel.
Al mismo tiempo, Francia, Alemania e Italia (los centros de poder de la Unión Europea) están hoy gobernados por líderes que tienen debilidad por Israel. Bolsones influyentes, de fuerte sentimiento proisraelí, están todavía presentes en todos los estados de Europa occidental. Algunos, incluso, ven la lucha de Israel como una vanguardia de su propia civilización occidental asediada, amenazada por el relativismo moral y por el fanatismo islámico. El creciente temor a la inmigración musulmana en el Viejo Continente, proporciona una importante corrección en el prisma de Israel.
Luego está la ampliación de la Unión Europea, que ha trabajado en favor de Israel. La "Nueva Europa", los estados de Europa Oriental, es muy diferente de la parte occidental de Europa. Su cultura estratégica está dominada por una percepción de la amenaza histórica de Rusia; como resultado, es más comprensiva respecto de los dilemas asociados con el necesario uso de la fuerza por parte de Israel.
En general, la mayoría de los estados no están dispuestos a permitir que sus relaciones con Jerusalem sean rehenes de las vicisitudes del diálogo palestino-israelí. Algunos, incluso, han comenzado a darse cuenta de que los palestinos tienen interés en no poner fin al conflicto y en propagar la imagen de víctima, para continuar recibiendo apoyo financiero de los crédulos donantes occidentales.
La mayoría de los foros internacionales sigue siendo rabiosamente antiisraelí, e Israel sigue siendo señalado como el culpable de una serie de "pecados". Pero, como ningún cambio real ha tenido lugar en el campo antiisraelí en las últimas décadas, es difícil llegar a la conclusión que, en esas organizaciones internacionales, la posición de Israel se ha agravado.
Este año, Israel fue aceptado en el club exclusivo de la OCDE, que es una hazaña diplomática significativa.
Un creciente y real problema para Israel es el fenómeno de la "guerra jurídica", según el cual los grupos antiisraelíes explotan el sistema jurídico de los estados occidentales, para criminalizar a Israel y a funcionarios israelíes en estos estados y en los foros internacionales. Varios estados han sido sensibles a este problema y han tomado medidas legislativas para remediar la situación. Otro cada vez mayor desafío a la legitimidad de Israel, proviene de organizaciones no gubernamentales que aíslan a Israel por presuntas violaciones de los derechos humanos. El verdadero impacto que esto tiene en el status internacional de Israel no está todavía claro.
El aislamiento en la comunidad internacional, muestra la literatura, casi siempre está conectado con la configuración del poder internacional. Obviamente, las consideraciones normativas tienen poco impacto en la toma de decisiones de los estados autoritarios, que deploran los "abusos" a los derechos humanos de Israel. En realidad, la creciente debilidad de EE.UU., particularmente desde la llegada de Obama, ha expuesto a su pequeño aliado, Israel, a tiempos un tanto más difíciles. No obstante, tomando en consideración que Israel no puede tener el beneficio de una asociación con grandes bloques internacionales, tales como los países en desarrollo o del bloque musulmán, o con bloques regionales como América Latina, Europa o Asia, a Israel le está yendo bastante bien en la escena internacional. Además, el mundo ha demostrado que puede vivir con el conflicto palestino-israelí durante muchos años.
Los judíos están, históricamente, condicionados a la sensación de aislamiento y deslegitimación. Ya en la Biblia, el profeta Balaam llamó a la nación judía "un pueblo que habita solo". Hoy en día, de acuerdo a una reciente encuesta, el 56% del público judío israelí cree que "el mundo entero está contra nosotros". Sin embargo, una mayoría (77%) piensa que no producirá ninguna diferencia lo que haga Israel y cuan lejos pueda ir en la cuestión palestina; el mundo continuará siendo muy crítico al respecto. Si bien el prisma judío en las relaciones internacionales podría amplificar esta sensación de aislamiento, la perspectiva realista sobre las relaciones internacionales, puede evitar temores infundados y conducir a una posición israelí equilibrada en cuestiones de guerra y paz.
El escritor es profesor de estudios políticos en la Universidad Bar-Ilan y director del Centro Begin-Sadat de Estudios Estratégicos, en cuyo sitio Web este artículo apareció por primera vez. Reproducido con permiso.
Traducción para porisrael.org : José Blumenfeld
Difusion: www.porisrael.org
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