Irán busca desembarcar en Irak
Por J. Benillouche*
*Jacques Benillouche es un periodista francés que reside en Israel. Es corresponsal de la revista Slate.fr y autor del blog Temps et contretemps
La capacidad de daño del Hezbollah no se manifiesta únicamente en lo que concierne a Israel o al proceso de paz israelí-palestino. El temor al vacío en Irak, después de la salida de las tropas estadounidenses, inquieta a los occidentales y a los países árabes porque el vecino iraní mira hacia un territorio sometido a las apetencias de los chiítas. Irán jamás ha ocultado sus pretensiones de tomarse revancha por la guerra mal terminada en 1988 que dejó un saldo de más de un millón de muertos. Prepara por lo tanto su toma de control del país con Hezbollah como interpósito agente de la misma y apoyándose también en una nueva elite iraquí fuertemente simpatizante de esa organización.
Ataque contra tropas estadounidenses
Fuentes de la Inteligencia iraní afirman que las tropas de Hezbollah recibieron como misión desestabilizar Irak. Un alto jefe del contra-terrorismo de los Estados Unidos precisó el 6 de septiembre pasado que "Hezbollah golpeó blancos estadounidenses en Irak actuando como subcontratista de Irán y Siria". Irán ya había decidido atacar tropas estadounidenses en Afganistán pagando a los talibanes 1.000 dólares por cada soldado muerto. El temor a un ataque contra sus instalaciones nucleares lleva en efecto a los iraníes a planificar una ola de terrorismo simultánea en Afganistán e Irak para tratar de contener las veleidades de Israel y de los Estados Unidos. Por otra parte, el 7 de septiembre último, un hombre disfrazado como soldado del ejército iraquí abatió a dos soldados estadounidenses en el norte de Irak, según fuentes oficiales de Washington.
Una comisión del Senado de los Estados Unidos evaluó en el pasado mes de junio las amenazas de Hezbollah contra su país. Quinientos millones de dólares fueron afectados para contrarrestar las acciones de la milicia en el Líbano. Los estadounidenses, que se dijeron cada vez más inquietos por un traspaso de misiles de largo alcance de Siria al Hezbollah, temen hoy que esos misiles sean utilizados contra sus propias tropas.
Hezbollah actúa en Irak a través de dos asociaciones chiítas iraquíes que le sirven de pantalla. La Liga de los Creyentes (Asaib Al-Haq) y las Brigadas Hezbollah (Kataïb). La Liga de los Creyentes fue entrenada durante cuatro años en una base iraní de los Guardianes de la Revolución por oficiales del Hezbollah. Militantes de la liga fueron enviados luego, disfrazados como peregrinos chiítas, a las ciudades del sur de Irak para atacar blancos estadounidenses.
Las Brigadas Hezbollah se implantaron al sur del Líbano y se preparan para el combate contra Israel. Su jefe, el general iraní Al-Muhandis, asistió a una reunión secreta en Damasco el 21 de agosto pasado con el jefe de los Guardianes de la Revolución. Este encuentro tenía por objeto sincronizar, con los oficiales sirios, las acciones terroristas en Israel, en Cisjordania y, lo sabemos ahora, también en Irak.
Objetivo Irak
El secretario general de Hezbollah, Hassan Nasrallah, no oculta su proyecto de ingerencia en Irak. Comunicó sus intenciones en una intervención televisiva el 3 de septiembre pasado durante la cual los observadores constataron varias menciones a Irak: "La resistencia iraquí sorprendió al ocupante estadounidense... El eje que abarca a Palestina, Líbano, Siria, Irak e Irán ha hecho fracasar el proyecto estadounidense tendiente a dividir la región y a liquidar allí toda resistencia... El retiro estadounidense de Irak es un fracaso y una derrota". Este apoyo a la resistencia iraquí prefigura pues el combate que Hezbollah pretende llevar a cabo en Irak para ayudar a Irán a implantarse allí con fuerza.
Pero los israelíes ven también en este rol de Hezbollah en la intervención en Irak un medio para reactivar el frente del Este como en tiempos de Saddam Hussein pero con la novedad de que varios países, Irán, Siria y Líbano, lo componen hoy.
Ciertamente, Irak no tiene fronteras comunes con Israel, pero la inquietud viene de los fundamentalistas jordanos instalados en la frontera con Arabia Saudita que actúan como perturbadores. Estos habían organizado, con el padrinazgo de Al Qaeda, las primeras acciones con gas sarín y un ataque durante un casamiento en Amman. Están acusados de querer desestabilizar Jordania y tratar de asesinar al rey Abdallah permitiendo a Siria apropiarse de un país que podría formar parte de la Gran Siria.
Al utilizar a un subcontratista islámico bien armado por sus propios medios, Irán quiere controlar Kerbala con los santuarios chiítas de Najaf. Quiere imponer un gobierno iraquí a sueldo suyo, dirigido por chiítas, a fin de manipular mejor a Bagdad antes de extender su control sobre todo el país, aun a riesgo de su partición. Irán ambiciona sobre todo los campos petroleros del sur para administrar el aprovisionamiento mundial de petróleo y dotarse de la capacidad de refinación de que carece actualmente.
La retirada de los estadounidenses de Irak favorecerá el desarrollo de la propaganda de Hezbollah que traducirá ese retiro voluntario en una victoria de los mujahidines, como lo hizo con la evacuación del sur del Líbano y Gaza por Israel. Esta pretendida victoria puede llevarlo a prever acciones militares o terroristas que acrecentarían la inestabilidad en Medio Oriente, una región que abunda en fuentes de conflicto. Encomendándose a esta nueva estrategia, la milicia no dudará en torpedear las negociaciones de paz israelí-palestinas que se oponen a su estrategia de reconquista del Líbano y de Cisjordania. Los israelíes siempre estuvieron convencidos de que el peligro venía del norte antes que de Irán. Ahora están convencidos de ello.
FUENTE: Temps et contretemps
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