sábado, 29 de mayo de 2010

Fwd: Porisrael.org Marcelo Sneh El boicot, la paciencia y el límite




 
 
 
 
 
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El boicot, la paciencia y el límite

Marcelo Sneh    

Porisrael.org                                                               

 

Me gustaría referirme hoy, caros lectores, a un problemita que me viene llamando poderosamente la atención por lo (al decir del inmortal Roberto Arlt) pelafustanesco que me resulta: el boicot que la Autoridad Palestina le está haciendo a los productos que vienen de los asentamientos judíos en los territorios, muchos de los cuales se producen en establecimientos donde algunos de sus empleados son palestinos.

 

Si no fuera porque hemos visto a ministros de la Autoridad Palestina quemando productos, a inspectores de dicha Autoridad (estos, seguro que no son coimeros porque con esto parece que el Hamas no afloja, aunque es bien sabida la corrupción existente por esos pagos) efectuando razzias en comercios palestinos y secuestrando productos de los asentamientos o castigando severamente a reincidentes, diríamos que hay algo que está fallando en alguno de los preclaros cerebros de la dirigencia palestina, ya que nos parece un poco… fantasioso, por decirlo de algún modo, que la ministro de trabajo de la Autoridad (no me acuerdo cómo se llama ni me interesa) está convocando a todos los palestinos que trabajan para colonos o que cruzan la frontera que conduce al Averno de los "Yahud" (judios) para traer unos pocos shekels con los cuales poder alimentar a sus familias y mantener una patética y cada vez más endeble dignidad como ganapanes que no quieren caer en el delito, o lo que es peor, salir a matar en nombre de un gobierno que los manda al frente como decía cierto general: "animémonos… y vayan".

 

 - E´cir: ¡BOICOT A LOS JUDÍOS!

 

 - Pero ¿con qué reemplazamos sus productos o sus fuentes laborales?

         

 - Emmm…

 

Pero me estoy yendo un tanto por las ramas.

 

¿Qué tal un poquito de historia?

 

Es conocida por todos quienes hacemos de la memoria un culto, ya que es el arma más contundente de los pueblos que se precian de ser libres, la rebelión organizada por los árabes que tuvo lugar en el Eretz Israel (Palestina para algunos, o Tierra Santa para otros) entre los años 1936 y 1939, una rebelión organizada y violenta por parte de los árabes cuyo objetivo fue atentar contra el yishuv (comunidad) judío y contra el mandato británico, como si se tratase de la misma cosa. Muchas víctimas entre nuestros correligionarios tuvo esa violenta asonada de triste recuerdo, entre ellos celebridades como el escritor hebreo Yosef Jaim Brenner, pero lo que pocos saben es que esa rebelión tuvo un aspecto menos conocido: el del boicot económico. La meta de dicho boicot era dañar los cimientos de la comunidad judía en Palestina que soñaba con el Estado de Israel en camino. Los obreros árabes no se presentaron en sus puestos de trabajo, los productos judíos no se adquirían en la calle árabe y el trabajo en el puerto de Jaffa quedó totalmente paralizado.

 

En un principio, la administración árabe en Eretz Israel se anotó un triunfo, aunque después quedó claro que esa victoria no fue más que un mero triunfo de Pirro.

 

¿Por qué?

 

Porque al poco tiempo los obreros árabes fueron reemplazados por obreros judíos, y la economía del yishuv judío en Eretz Israel pasó a ser una economía autárquica, con un mínimo de desocupación, una economía cuyo poderío se manifestó en su máxima potencia durante la Segunda Guerra Mundial, cuando tuvo la suficiente autonomía como para brindar muchos de los servicios necesarios para las tropas aliadas estacionadas en la zona. También de este modo, el puerto de Tel Aviv, cuya construcción se llevó a cabo en menos de ocho meses, se transformó en una opción digna de ser tenida en cuenta como reemplazo del puerto de Jaffa. En resumidas cuentas, con la conclusión de la rebelión árabe de 1936 quedó claro que la economía judía era floreciente, y que el boicot fue lo que llamamos lisa y llanamente un tiro por la culata para los árabes.

 

A este respecto, y volviendo a lo que hablábamos al principio de esta noteja, creo que no sería arriesgado suponer que, lejos de tener la inteligencia para adivinar la demagogia oculta en ese metamensaje, la conciencia palestina considera a este boicot como una fuente de alimento a su orgullo nacional. La aparentemente "moderada" dirigencia palestina está llevando a cabo a toda orquesta una campaña de boicot de productos producidos en los asentamientos con el original nombre de "boicot a los productos de los asentamientos". A este mismo respecto, se prevé una pena de prisión de hasta 5 años y multas a quien adquiera productos de los asentamientos. Y el conspicuo primer paso de esta "gesta patriótica" la dio el premier palestino, Salam Fayyad (¿será pariente de Zulma?) al participar en una manifestación simbólica de "quema de productos" (¿libros?) de Israel (ya no sólo de los asentamientos) en Samaria.

 

Este boicot, caros lectores, tiene otra connotación tanto o más grave, porque este boicot debe ser mencionado y recordado precisamente ahora, cuando se están llevando a cabo las "conversaciones de acercamiento". A pesar de las distintas, policromas y hasta casi plañideras (respecto de su ideología, pero quién tiene conciencia cuando la coalición peligra, ¿no?) concesiones que nuestro inefable premier Bibi está haciendo a los palestinos, ellos, por su parte, se están ocupando una y otra vez de preparar el terreno para el fracaso de unas conversaciones que quizás, quién sabe, quién te dice, podrían ser el principio de un entendimiento. No sólo por medio de fríos comentarios emitidos por dirigentes palestinos, sino también por medio de actos de boicot de distintas variedades que todos sabemos adonde conducen a la larga.

 

Por eso mismo, sería legítimo preguntarse qué hubiesen dicho todos los escépticos cultores del patético fetiche del "politically correct" ¿cuáles hubiesen sido las voces escandalizadas que se hubiesen dejado oír y cuántas vestiduras se hubiesen rasgado si Israel hubiese decidido unilateralmente prohibir en forma terminante el acceso de los trabajadores palestinos al territorio israelí? ¿Y cómo hubiesen reaccionado esos mismo "espíritus elevados" si Israel hubiese declarado boicot a los productos originados en los territorios de la Autoridad Palestina o lo que es peor, hubiese interpuesto barreras al desarrollo económico de los palestinos?

 

Es de suponer que Israel no llegará a tal extremo.  Todos vosotros sabéis que ni ebrio ni dormido otorgaría mi humilde voto a un personaje como Bibi, aunque, noblesse oblige, tales medidas extremas contradicen totalmente la visión de Bibi como opción válida para salir indemne de los embates ideológicos de sus propios correligionarios, e'cir, la Pax económica.  Pero si de todos modos hubiese adoptado tales medidas, el viejo cantito que hubiese aflorado inmediatamente a los labios de los miembros de la ya mentada tribu del "politically correct" hubiese sido "la serenata del Apartheid". Pero – ¡Oh, sorpresa! – cuando los palestinos se conducen así y hacen cositas así… legítimo, che. ¿Tiene esto algún significado efectivo? Lo dudo, Chicho, lo dudo  (como decía Narcisín, que en gloria esté).

 

Para ir cerrando esta letanía, nada más gráfico que la respuesta que dio un anónimo (por supuesto) agricultor palestino al que se le preguntó qué opinaba de las medidas de boicot y laborales: "y… la gente se fue acostumbrando a los productos israelíes". Esta frase, salida de los labios de un simple hombre de pueblo que demuestra el inmenso valor que tiene la sabiduría de la vida, nos está demostrando a las claras que los líderes de la dirigencia palestina, que están luchando a brazo partido con el liderazgo terrorista y fundamentalista del Hamas por la supremacía en la vapuleada y empobrecida calle palestina, están tratando de aplicar una ley que está quedando claro que no se aplicará, y menos que menos en todo su rigor, y el resultado se les volverá contra como trabuco naranjero reventando por la culata. Al final, sólo será un arma de doble filo… sin filo.

 

Así nos va… si a ellos así les va.

 

SNEH… Marcelo Sneh

Beer Sheva, Israel

 
 Fuente y reenvio: www.porisrael.org
 
 
 
 
 
 
 
 
 

 
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