UNA PAZ MUY ESPECIAL
Ana Jerozolimski
Semanario Hebreo. Uruguay
El acuerdo de paz entre Israel y Egipto, del que se cumplieron el 26 de marzo tres décadas, fue y sigue siendo un impresionante logro estratégico para Israel. El Presidente Husni Mubarak ha declarado reiteradamente que la opción de guerra ha desaparecido y que su país se mantiene firme al respecto. Trata de ayudar en los contactos con los palestinos y suele ser un factor moderador en una zona donde los radicales intentan tener la primacía.
Sin embargo, sería propio de ciegos no ver los fenómenos negativos que oscurecen en cierta medida este buen resumen de la paz entre Israel y Egipto. Si bien siempre es mucho mejor una paz fría que una guerra caliente, duele –y molesta- observar algunos de los aspectos de la realidad en las relaciones entre ambas partes.
Duele y molesta que el Presidente Mubarak siga sin ir de visita a Israel. La única excepción, fue el funeral del entonces Premier Itzjak Rabin, en noviembre de 1995, asesinado por el terrorista Ygal Amir. Participó en el funeral...y se fue.
Molestó oír días atrás a Mubarak aclarando que "nadie en Oriente Medio reconocerá a Israel como estado del pueblo judío".
Pero quizás lo más problemático sea lo que sucede a nivel popular, aunque por cierto se ve influenciado por el mensaje desde arriba. El nuevo ejemplo tiene de protagonista-nuevamente- al Sheikh Sayed Tantawi, Director de la Universidad Al-Azhar de El Cairo, y considerado una importante autoridad islámica.
Uno de sus pares, el Sheikh Abd el-Muati Bayumi, jurista islámico y miembro del Consejo de investigación de Al Azhar, criticó duramente a Tantawi por haber permanecido en la sala de la Conferencia interreligiosa llevada a cabo la semana pasada en Kazajstán, cuando habló el Presidente de Israel Shimon Peres.
"No logro entender qué hace un político en un encuentro de credos", dijo Bayumi. "Y menos aún lo entiendo dado que este hombre es un sionista cuyo país viola a Palestina y derrama la sangre de los palestinos". En la prensa egipcia fueron publicados artículos en los que otros autores criticaban a Tantawi por no haber salido de la sala junto al representante de Irán que se levantó y se fue.
El problema es tan agudo, que hasta los aparentemente "moderados"-o sea quienes criticaron a los críticos de Tantawi- dieron abiertas pruebas de hostilidad. Y entre ellos, está un miembro del gabinete egipcio, que con su aclaración, dejó las cosas peor aún que antes.
El Ministro de Asuntos Religiosos Mahmud Hamdi Zaqzouq, dijo en una entrevista que Tantawi no había estrechado la mano de Peres ni de los rabinos presentes en la conferencia. Esta última aclaración es especialmente lamentable, ya que echa por la borda el argumento de que el problema es un "político" en una reunión de jefes religiosos. También estrechar la mano de los rabinos, a juicio del ministro, habría sido problemático...
Por las dudas, el ministro Zaqzouq aclaró más, con una pregunta retórica: "¿Qué puede hacer uno cuando un gobierno extiende una invitación a una mesa redonda? Esa es la forma en que se arregló la distribución de los asientos..."
Cabría esperar que un ministro del gobierno egipcio- el primer país árabe que firmó la paz con Israel, el país que mejor podría explicar el ejemplo de que la mejor forma de entenderse con Israel es mediante negociaciones ya que fue así justamente que Egipto recuperó la península del Sinaí- adoptara otra actitud. Cabria esperar que no solamente salga en defensa de Tantawi, sino también de lo natural del contacto con el Presidente de Israel, primer mandatario de un país con el que se vive en paz.
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