El espíritu de Fernando Martín en Tel Aviv
SAL EMERGUI desde TEL AVIV
http://www.elmundo.es/elmundo/2009/07/03/orienteproximo/1246588222.html
3 de julio de 2009.- Uno no tuvo la fortuna de conocer a la mítica estrella de baloncesto Fernando Martín pero todos dicen que su hijo Jan es su espejo. Físico y mental. Alto, apuesto y con "mala leche en la pista" como nos dice relajado en una cafetería de Tel Aviv. No muy lejos del Pabellón Yad Eliahu ('La Mano de Elias'), bautizado -merchandising manda- como Nokia Arena. El mismo escenario en el que su padre se batía a sangre con los pivots del Maccabi Tel Aviv. Ahora su hijo puede volver a esa pista pero para jugar de anfitrión.
De 24 años, 2.03 de altura y tres pasaportes (israelí, alemán y español) Jan Martín tiene varias ofertas. Su corazón esta dividido entre Israel donde estuvo desde los 5 a los 13 años con su madre Sarah (historiadora de judaísmo español) y España donde ha vivido los últimos años con la familia de su padre.
"Soy judío y aunque no sea religioso, me gusta respetar algunas costumbres como por ejemplo no comer pan en la festividad de Pesaj o ayunar en Kipur. ¡Ah! y no comer cerdo", explica asumiendo que este último precepto es difícil de cumplir en un país como España. Precisamente en Toledo- una de las ciudades españolas con más historia judía- Martin jugó este año en las filas del Illescas. Ahora, es libre de firmar por quien quiera o, como suele suceder, por el equipo que le llame a la puerta de su casa. Una casa que tiene en Kiriat Tivon, tranquila localidad en el norte de Israel.
Jan nació el 20 de noviembre del 84 en Alemania donde se habían conocido sus padres. Ha jugado en las categorías inferiores de Estudiantes, Fuenlabrada, Real Madrid y en varios equipos más españoles e israelíes.
Siempre con el recuerdo de su padre, tan grande como su cuerpo, onmipresente en cada jugada, cada canasta o protesta al árbitro. El número 10 no se olvida tan fácilmente y menos el de Fernando Martín. No está harto de las comparaciones: "Es algo que no puedo evitar. He aprendido a vivir con ello. A veces me molesta porque quizas alguno piensa que juego por ser el hijo de Fernando Martín y no me valoran. Pero en general, la gente se me acerca y me anima", confiesa.
Cuando uno habla y escucha a Jan, no puede olvidar el 3 de diciembre del 89, la fecha del fatal accidente de coche. Con cinco años perdía a su padre. Para el resto, desaparecía uno de los gigantes del basket europeo y el primer español en la NBA. Cuando ponía agresivamente los codos bajo los tableros, Pau Gasol era un niño. Jan no ahorra elogios: "Lo ha hecho todo bien y ahora triunfa con justicia en la NBA. Yo he jugado en las categorías inferiores de la selección española con su hermano Marc que también es un crack".
"Hace unas semanas volví a Israel para realizar entrenamientos de prueba en el Maccabi Tel Aviv y también para ver a mi familia", dice sonriendo ante la mirada de sus dos hermanas, Amalia y Hadass, que matizan al unísono: "Ojala jugara en Israel y así le tendríamos cerca pero lo más importante es que sea feliz, aquí o en España". Su agente y amigo Quique Villalobos se ocupa de las ofertas.
"Ahora mismo me da igual jugar en España o Israel. Lo más importante es qué equipo me da más minutos y donde puede desarrollar mejor mi juego", comenta el joven con la cabeza muy bien amueblada. En constante puente aéreo Tel Aviv- Madrid explica las diferencias de mentalidad con más éxito que cualquier sociólogo: "Los españoles e israelíes son muy parecidos en muchas cosas pero los israelíes por ejemplo son más directos. Te ayudan y no te marean la cabeza. Te lo dicen todo a la cara, te guste o no".
Opina que "mucha gente en España habla del conflicto entre israelíes y palestinos sin tener ni idea. Es muy fácil hablar desde lejos y tan cómodos. Cuando comento con amigos que por ejemplo Tel Aviv es como Madrid o Barcelona no se lo creen porque en la tele no ven las virtudes de este país. Luego vienen aquí y se quedan sorprendidos. Buen ambiente, nunca llueve, mucha marcha, bellas mujeres, muchos jóvenes, etc".
A veces se hace un lío con los cuatro idiomas que domina a la perfección (español, hebreo, inglés y alemán), pero nunca con su sueño: "Seguir sintiendo las increíbles sensaciones cuando salgo a la pista. Quiero triunfar. Hace tiempo que lo deseo".
En Alemania, España o Israel, Jan buscará cumplir su sueño y, aunque no lo diga, en el nombre de una leyenda, en este caso su padre, Fernando Martín. La herencia del 10 blanco
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